La secretaria general iberoamericana, la costarricense Rebeca Grynspan, llamó este miércoles a que los Gobiernos se centren en “cómo” hacer posible la Agenda 2030 y afirmó que la cooperación sur-sur será un “elemento necesario” para que esta tenga éxito.
“Desde 2015 nos distrajimos, tenemos que reenfocarnos en los objetivos de desarrollo sostenible y cambio climático y para ello es necesaria la cooperación sur-sur”, dijo Grynspan en una conferencia en la Universidad de Buenos Aires, celebrada en paralelo a la reunión de cooperación sur-sur impulsada por la ONU.
El evento, que comenzó este miércoles y finalizará el viernes, busca poner al día los objetivos más acuciantes de la cooperación del mundo emergente, que permitan bregar por el desarrollo y mejorar la vida de la gente.
La reunión de cooperación más destacada del mundo emergente congrega a autoridades de 193 países, entre jefes de Estado, ministros y representantes de organismos de diversa índole.
Como resultado, se espera la elaboración de un documento centrado en los 17 objetivos de la Agenda 2030, relativos al fin de la pobreza, la igualdad de género o el cambio climático.
Grynspan lamentó que el mundo se haya apartado del logro del “multilateralismo” que fue la Agenda 2030, pero afirmó que hay que aprovechar que ese compromiso en concreto ya se asumió.
“Ahora que no tenemos que discutir el qué, tenemos que enfocar nuestros esfuerzos en el cómo”, dijo la máxima responsable de la Secretaría General Iberoamericana (Segib), organismo internacional de apoyo a la Comunidad Iberoamericana de Naciones, formada por 22 países.
Asimismo, aventuró que “al otro lado de la Agenda 2030, hay un mundo mejor”.
Grynspan recalcó que la cooperación sur-sur se “adelanta” en algunos aspectos a los objetivos de desarrollo sustentable, al basarse en la “horizontalidad”, de la que dijo que debe ser “de adentro para afuera”.
“No hay un solo camino al desarrollo. En el momento que reconocemos lo valioso de la diversidad, la verticalidad cae”, subrayó, antes de destacar que, en la actualidad, los países emergentes buscan ejemplo en los estados similares a ellos, en vez de hacerlo en casos de éxito en Europa y Estados Unidos.
“La cooperación sur-sur es un acto de humildad”, indicó, al tiempo que avisó que, en lo sucesivo, estas relaciones “tienen que integrar a todas las comunidades” y deben contar con la “confianza de los países”.
La secretaria general iberoamericana intervino de esta manera en la presentación de una cátedra sobre cooperación sur-sur que impulsará la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En referencia a la cátedra, Grynspan reflexionó que es el momento de “invertir en la gente” para formarla en este tipo de relaciones internacionales, porque según un estudio que realizaron en el Segib, el academicismo apenas presta atención a la cooperación sur-sur.
La II Conferencia de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Cooperación Sur-Sur se celebra 40 años después de la primera, que también tuvo lugar en la capital argentina, por lo que la cita cobra un especial simbolismo, al servir de balance del camino efectuado en las últimas cuatro décadas.
“Estos 40 años han sido 40 años en el desierto, casi no había convenciones de cooperación sur-sur”, concluyó, con la esperanza de que la cita de Buenos Aires arroje conclusiones positivas.
Este mismo miércoles, Grynspan participó en una conferencia dedicada a la cooperación entre Europa y América Latina en iniciativas sobre discapacidad, donde dijo que a pesar del progreso en materia de políticas de discapacidad, todavía existen “barreras invisibles culturales” que la sociedad no reconoce.