Macarena Amores
Periodista y militante anarcosindicalista
La migración es una estrategia de resistencia en este mundo lleno de violencias e injusticias. Las mujeres buscan constantemente sus formas de resistir a las mismas. También durante sus procesos migratorios como lo ha reflejado la activista Helena Maleno en su informe de 2018 “Alzando Voces”.
Helena Maleno presentó el pasado 16 de septiembre un informe realizado durante el 2018 sobre experiencias de vida de mujeres durante sus procesos migratorios. Para su elaboración, entrevistó a más de 100 mujeres subsaharianas durante sus caminos hacia Europa. Vidas y experiencias que merecen ser conocidas y reconocidas por nuestra sociedad, y que sin embargo, como se argumenta en su estudio, suelen pasar desapercibidas porque no son “noticia”.
Pero Maleno es periodista. También es investigadora. Y activista por la defensa de los Derechos Humanos. Lleva años defendiendo el derecho a la vida y el derecho de cualquier ser humano a migrar si sus condiciones no le permiten desarrollar un proyecto de vida digno en su lugar de origen. Por esta razón ha sido perseguida y encausada judicialmente. Como ella misma reconocía en algún momento de su intervención, “he podido terminar en la cárcel por ejercer la solidaridad, aunque parezca increíble”. Pero también se emocionaba al admitir que si pudo superar todo aquello en su contra fue, sin lugar a dudas, gracias a la red que esa misma solidaridad hizo posible junto a otras personas y colectivos. Una red que la “sostuvo” para que nunca se derrumbase y pudiera continuar desarrollando su necesaria labor.
La activista explicaba que, a lo largo de los años y de los casos de personas migrantes que ha logrado conocer, la frontera –ese concepto que todas y todos tenemos en la cabeza como tal- ha atravesado a todas esas mujeres para siempre, ha marcado sus vidas, pero también lo ha hecho con la suya propia: “yo ya soy una mujer de frontera para el resto de mis días”. Ante todo, el de Maleno, se trata de un informe que ayuda a ver a estas mujeres y a conocer cómo se sienten y cómo se ven ellas a sí mismas. Testimonios en primera persona que la investigadora quiso compartir en un espacio en el que tuvo una acogida muy cariñosa por parte de todas las personas y colectivos que acudieron a escucharla.
La realidad de las mujeres migrantes en la frontera es que estas han sido siempre invisibilizadas. No es hasta el 2000 cuando empezamos a notar su presencia a partir de determinados informes. Sin embargo, comenzamos a verlas como “víctimas”, algo que según Maleno contribuirá a la puesta en marcha de “políticas de la compasión”, unas políticas inventadas por la “socialdemocracia” que lejos quedan de unas verdaderas medidas en defensa de los Derechos Humanos que se esperaría de cualquier Estado democrático, y que en absoluto ponen a las mujeres en el centro de las mismas. Por eso, y al respecto de esta realidad, las mujeres siempre van a buscar sus propios espacios para construir sus relatos. Y ante este hecho nuestra obligación es ayudarles a que lo consigan.
Maleno también destacó la importancia de la “memoria”, recordando a todas aquellas madres que a pesar de haber perdido a sus hijos e hijas en el viaje hacia Europa, continúan buscando información y datos sobre sus desapariciones y muertes. “No hay nada, pero absolutamente nada, que pueda competir con la paciencia infinita de una madre”, aseguraba Helena. “Y la memoria también se construye con quienes han perdido a sus seres queridos en el mar”. Como se está realizando con los acontecimientos que dieron lugar a la tragedia del Tarajal en Ceuta, en febrero de 2014, exigiéndose un proceso que busque la verdad de lo que pasó, justicia para las personas que murieron ahogadas sin recibir ayuda de la Guardia Civil y que se garantice la reparación y la no repetición.
“El cuerpo de las mujeres en la frontera tiene otro valor, el cuerpo de las mujeres en la frontera solo es mercancía”
En cuanto al análisis de los discursos de las mujeres entrevistadas, se pone de manifiesto la gran fortaleza de todas ellas a pesar de las violencias sufridas a lo largo de sus procesos migratorios. Si iniciar un recorrido hacia otro país en busca de una vida más digna es ya de por sí peligroso para cualquier ser humano, debido a los grandes obstáculos y peligros que se encontrará durante el mismo, debemos tener en cuenta que las mujeres afrontan sus caminos desde otra perspectiva mucho más dura que la de los hombres. Son mujeres y saben que por el simple hecho de serlo sufrirán determinadas violencias, como abusos, violaciones, palizas, etc. Todas asumen desde antes de comenzar sus viajes que las padecerán y lo entienden desde la idea de que ese es el precio a pagar por salir de sus hogares y pueblos en busca de una oportunidad de futuro digno. Maleno explicaba, en este sentido, que algunas mujeres, aceptando esta realidad, determinan un “matrimonio de conveniencia para el camino” porque es preferible mantener una relación con un solo hombre a través de ese pacto que exponerse a los abusos de muchos otros si las ven “solas”. Además, otra realidad importante que se nos explica en este estudio es que muchas de ellas tienen su primera experiencia como madres en en el viaje o camino hacia Europa, lo que les supone en la mayoría de los casos tener sentimientos contradictorios. Por un lado, el hecho de ser madre tras una violación y por otro, tras el parto y el comienzo de una nueva etapa con una criatura a su cargo, el miedo a perderla por el vínculo tan fuerte que se crea entre madre e hijo.
Maleno manifestaba que las mujeres más pobres del mundo nunca saldrían de sus lugares de origen, si no aceptan que tienen que exponer su propio cuerpo para lograrlo. Por eso, el cuerpo de las mujeres es otra herramienta de estrategia migratoria y la violencia sexual es un arma de conflicto más en la guerra de frontera.
La activista también hizo alusión la doble vara de medir que se tiene para con los y las adolescentes que cruzan la frontera y logran llegar a Europa. A los chicos se les pregunta por su edad, incluso se les hace algún tipo de prueba con el fin de averiguar si son mayores de lo que dicen ser, mientras que a las chicas, a las niñas, no. Basta con que ellas digan que son mayores de edad para que se tome por cierto, incluso en casos muy evidentes y en los que no hay dudas de que son menores. Esto ocurre porque existe un mercado sexual “que pide niñas”, y por muy duro que nos resulte es algo que está ahí y ellas también se enfrentan a eso.
“Se implantan políticas de muerte y se trabaja para desmantelar servicios públicos que salvan vidas”
Otra consecuencia de esas “políticas de la compasión” de las que hablaba Maleno al comienzo de su charla, ha sido la diferenciación entre “refugiado” y “migrante”, algo que solo contribuye a alimentar discursos del odio hacia quienes buscan una oportunidad de futuro. Discursos que solo sirven para crear categorías de personas.
Helena reconoció la labor de mucha gente, de muchos colectivos que trabajan con personas migrantes en la frontera sur. La criminalización de la solidaridad y de la protesta, algo que están logrando poco a poco con leyes (como la Ley Mordaza) y con recortes en servicios públicos esenciales, como Salvamento Marítimo, solo trae aparejado más muerte y más dolor. Además, se ha cruzado una línea importante, acusando falsamente a gente que se juega la vida trabajando en estos servicios de rescate y emergencia de fomentar la inmigración irregular, de colaborar con mafias criminales y de perjudicar en general a la ciudadanía. En este sentido, explicaba que en el caso concreto del servicio público de Sasemar también había sido atravesado por la política migratoria de la Europa Fortaleza y de los discursos racistas y xenófobos. A pesar de todas estas dificultades, de situaciones que estaban incidiendo incluso en personas trabajadoras, Maleno quiso reconocer ante todas las personas presentes la labor de las personas trabajadoras de este ente, sobre todo en la gestión que se había realizado en muchas ocasiones de la información. “Nunca utilizaron el dolor y el sufrimiento de las personas a las que salvaban la vida con las imágenes de esos rescates”, recalcando la actividad de los compañeros de la sección sindical de CGT en Sasemar, quienes han demostrado que CGT no es un sindicato al uso puesto que es imposible permanecer indiferentes ante una realidad tan dura como es el drama de la migración, con tantas personas desaparecidas y fallecidas en el Mediterráneo mientras intentaban una oportunidad de futuro mejor.
Mujeres fuertes: “Nos dicen que no tenemos derecho a migrar. Creemos que tampoco tenemos derecho a no hacerlo”.
Las redadas en las zonas en las que las migrantes se instalan durante su camino hacia Europa son, en los últimos tiempos, más habituales y persiguen, según Helena, el objetivo de alejar a estas personas de la frontera. Por eso las mandan al sur o a zonas desérticas donde tienen muchas dificultades para sobrevivir. Esto es lo que actualmente está llevando a cabo el Estado de Marruecos con ayuda económica de la Unión Europea y del Estado español, que ha dado en los últimos meses importantes sumas de dinero para combatir la mal llamada “inmigración irregular” que luego se traducen en “cifras positivas” y “buenas noticias” en la prensa al servicio del Estado y de los poderes económicos.
A pesar de todo ello, de todas las dificultades que estas mujeres han encontrado en su camino, ellas se ven fuertes y poderosas. Han sido conscientes de los peligros a los que han estado expuestas y de sus miedos. Miedo a morir en el agua, durante el viaje, miedo a que sus hijos e hijas pudiesen morir, a separarse de ellos y ellas. Miedo a ser explotadas, al racismo y a no realizar sus propios proyectos migratorios en los que tantas esperanzas pusieron. Ellas aseguran que el camino las ha cambiado para siempre, que nunca volverán a ser quienes un día fueron. Maleno nos dijo también que en estos procesos migratorios la familia es muy importante, porque es el pilar psicológico, el punto de fortaleza de todas ellas. Sus familias ponen muchas esperanzas en las mujeres que deciden migrar porque las ven más responsables.
La activista y defensora de los Derechos Humanos cerró su ponencia reflexionando sobre todo lo que había aprendido de estas y otras muchas mujeres a lo largo de sus investigaciones. Helena Maleno es motivo de esperanza para muchas personas implicadas en la ayuda humanitaria en procesos migratorios, pero también es ejemplo e ilusión en espacios de ciudades donde los discursos racistas y xenófobos son cada vez más frecuentes y peligrosos.
Macarena Amores, Periodista y militante anarcosindicalista