Si pensamos en cómo hemos llegado hasta aquí, hasta la vida que llevamos, en seguida nos vienen a la cabeza las decisiones que hemos ido tomando. ¿Dan cuenta, de verdad, de nuestro estado de ánimo actual o nos falta algún dato para entender nuestras reacciones a lo largo de la vida? El narrador del primer relato de Huéspedes (De Conatus, 2021) vislumbra la posibilidad de estar transmitiendo su frustración a alguna de sus hijas y eso le lleva a pensar en lo que le ha sido transmitido a él. Y ahí empiezan las historias que componen el libro, historias de personajes que se mueven impulsados por una especie de parásitos psicológicos que se transmiten de generación en generación. La hondura psicológica de las historias y de los personajes se basa en la idea de la transmisión de emociones pasivas en las familias. Cada personaje es huésped de una emoción destructiva que viene determinada por vivencias oscuras de algún antepasado.

Estos huéspedes son de alguna manera victimarios de sus descendientes y víctimas de sus progenitores. Un padre es consciente de la herencia de celos y frustración que está transmitiendo a su hija y se propone cortar esa cadena de transmisión. Un niño sufre acoso en el colegio por su torpeza social que está causada por la frustración del padre. El enfrentamiento a su propia muerte de un famoso médico lleva al narrador hijo a un aumento de su consciencia. La abuela que abduce a su nieta con una nana obsesiva es inconsciente de un posible abuso en su infancia, pero está transmitiendo la necesidad enfermiza de ser el centro de atención. Un verano de infancia en el pueblo lleva al narrador a la imposibilidad de crear una vida digna por un abuso que termina silenciado. Algunos relatos, aunque están redondos en su construcción, terminan en otros. La naturaleza, vegetal y animal, actúa como una realidad paralela que marca un orden natural que los personajes no siguen.

HUÉSPEDES | JULIO BOTELLA | Casa del Libro

Julio Botella descubre un campo psicológico de investigación literaria. Su estilo es minimalista, siempre a la búsqueda de imágenes contundentes que obliguen al lector a participar del descubrimiento que esconde el relato. Y su campo de batalla, la vida cotidiana, el día a día. Los escenarios están centrados en la ciudad de Madrid: desde un restaurante chino cerca de Gran Vía, a un mercado del centro. Casas a las afueras de la ciudad, barrios de chabolas, urbanizaciones, pisos en barrios, hospitales o centros de ancianos. El verano en el pueblo castellano o la estancia en Cincinnati en los Estados Unidos sirven de contraste para resaltar la realidad cotidiana madrileña. Si buscáramos alguna similitud con otros autores de relatos, podríamos pensar en Ignacio Aldecoa, pero es el debut de un escritor nuevo que ha buscado su voz narrativa desde la necesidad.

Julio Botella nació en Madrid en 1964. Es licenciado en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid y especializado en Arte Contemporáneo por el Sotheby´s Institute de Londres. Entre 1989 y 1997 desarrolló sus primeros trabajos como creador de arte conceptual y como escritor, quedando finalista del premio Joven y Brillante de novela. Entonces abandonó la cultura para trabajar en el sector turístico hasta que en 2019 decidió regresar a las artes plásticas y escritas. Su exposición “Estado Mental”, de gran calado psicológico, ha tenido una buena acogida en Colombia.

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