Collier Gwin, propietario de la galería Foster Gwin Gallery en el centro de San Francisco (California, EEUU), a plena luz del día y en plena calma, roció con una manguera a una mujer negra sin hogar, que permanecía sentada junto a un árbol, al grito de: “Que te vayas, que te vayas”, mientras ella solo acierta a gritar y a intentar parar el agua con sus manos, sin éxito.
Las imágenes, que ya han dado la vuelta al mundo y han generado indignación, las ha publicado un chef que trabaja en la zona donde ha ocurrido la agresión, en Jackson Square, y que pudo grabar el momento.
El medio local San Francisco Chronicles ha podido hablar con el propietario de la galería de arte, que en ningún caso ha mostrado remordimiento. Collier Gwin explicó que la mujer volcó varios cubos de basura en la puerta de la galería y que luego se negó a marcharse.
Según ha afirmado, él le pidió que se moviese para limpiar la calle y la mujer reaccionó gritando cosas beligerantes, escupiendo y gritando. Ante esto, el autor de la agresión ha reconocido que la roció con la manguera.
Gwin se describió a sí mismo como “un campeón”. Según el citado medio, la Policía de San Francisco ya ha iniciado una investigación para recopilar pruebas, entrevistar a los testigos y presentarle el caso al fiscal del distrito.
Sin embargo, los abogados de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles y el Comité de Abogados por los Derechos Civiles han emitido un comunicado en el que denuncian lo que vive la gente que no tiene vivienda en la ciudad californiana.
El medio San Francisco Chronicles ha informado que la mujer se encuentra hospitalizada desde este miércoles. The Guardian alertó de que el chorro de agua fría en pleno invierno y sin posibilidad de secarse y entrar en calor podría provocar a la mujer una hipotermia.
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Mojar con una manguera en pleno invierno a una mujer negra, pobre y sin hogar con ánimo de dañarla indica una catadura moral y una falta de sensibilidad tan elemental que resulta difícil comprender hasta para un niño de tres años.
Machismo, racismo, fascismo, parece un matrimonio histórico a tres bandas, siempre tan cercano a prepotencia, clasismo, integrismo, y xenofobia con quienes a menudo hacen cama redonda todos estos vándalos, aunque a veces dirijan hasta una galería de arte, como es el caso del tipo racista de la manguera. Si la muer muere, debería ser puesto en manos de la justicia, si es que la hubiera allí con hispanos y negros.