Los seis candidatos a las elecciones madrileñas del 4M se han enfrentado este miércoles en el único debate que ha conseguido juntarles a todos en el mismo plató, tras rechazar Isabel Díaz Ayuso el resto de encuentros. El mayor enfrentamiento de la noche fue el de el ex vicepresidente Pablo Iglesias y la propia Ayuso, quienes han chocado toda la noche.
El candidato de Podemos preguntó a la presidenta de la Comunidad de Madrid sobre la tasa de mortalidad de la gente en las residencias y Ayuso no dudó en asegurar que tal trabajo era “responsabilidad” de él, tras asumir el mando único. Se trata de un bulo.
Esas competencias, como el resto de la gestión Sanitaria, ha estado siempre en manos de los gobiernos autonómicos. Ni siquiera durante el primer estado de alarma, en el que se nombró un mando único para la gestión de la crisis, se quitó esa competencia a los gobiernos regionales.
No fue la única bala poco ética disparada por Ayuso, quien no dudó en poner la casa de Galapagar de Iglesias sobre el tablero, asegurando que mientras la ministra de Defensa, Margarita Robles, gestionaba la unidad militar, el por aquel entonces vicepresidente segundo del Gobierno estaba en su chaletazo.
Iglesias, en contestación, recordó a la presidenta de la Comunidad de Madrid los dos pisos de lujo que el empresario Kike Sarasola le ofreció durante el confinamiento de marzo de 2020. “Sin insultar y sin hacer referencias personales. Yo mi casa me la pago yo y no me pone un piso de lujo Sarasola como hace con ustedes. La vicepresidencia segunda de Derechos Sociales daba las indicaciones. Nosotros no somos de hacer fotos, somos de gestionar”, justificó Iglesias.
Sarasola y Ayuso
Sarasola, presidente de la cadena Room Mate, alojó a Isabel Díaz Ayuso durante más de dos meses en dos apartamentos de lujo de su propiedad. Se trataba de una ‘royal suite’ cuyo precio de mercado es de 200 euros al día.
Cuando se destapó el escándalo, la empresa Room Mate Group tuvo que emitir un comunicado en el que señalaba que su empresa “ha puesto a disposición de todas las Consejerías de Sanidad y Servicios Sociales donde tiene presencia la compañía todos sus hoteles y edificios de apartamentos. Según el comunicado de la empresa de Sarasola, estos establecimientos se cedieron de forma desinteresada y gratuita para acoger a personal sanitario, bomberos, personas mayores procedentes de residencias de la tercera edad y turistas que no podían volver a su país de origen”.
Tal y como relataba ElDiario durante el escándalo, “La cuenta de resultados de Room Mate lleva diez años en pérdidas debido a las deudas contraídas y a las inversiones para expandir la cadena por todo el mundo. Aunque sus ingresos aumentan año a año y el beneficio bruto operativo ya está en números negros —5,1 millones en 2019, según sus propios datos— el resultado arroja una historia diferente. En 2018, las pérdidas consolidadas ascendieron a 7,3 millones. En 2017, a 8,4. En 2016, a más de 10. ROSP Corunna entró haciéndose con el 20% de la empresa hace más de diez años, pero elevó su participación al 30% en 2013, tras la intervención de Caja Castilla-La Mancha, que poseía el 10% del capital”.
“Si nos atenemos a sus cuentas de resultados, Sarasola, que ya tiene 57 años, aún no ha demostrado ser un gran empresario. Pero sí ha sabido venderse como tal y rodearse constantemente de poderes de todo color”, señalaba el medio.