Por Lehbib Abdelhay /ECS
Madrid (ECS). – Después de que el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, abandonase España, analistas y expertos en seguridad y política han analizado la crisis diplomática entre Rabat y Madrid.
Para el investigador del Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona, Eduardo Soler, la respuesta de Marruecos al ingreso de Ghali en un hospital español “era esperable”. La utilización de la práctica migratoria por parte de Rabat es habitual cuando entra en conflicto con España, pero esta vez “Marruecos se ha dado cuenta de que ha habido errores de cálculo en su moviento”, defiende Soler, puesto que “querían mandar un mensaje a Madrid, pero ha resonado en muchas capitales europeas”.
El investigador ha explicado que “las imágenes en Ceuta causaron un gran impacto” y mostraron a Marruecos como “un socio no colaborativo”, de ahí que el apoyo europeo a España fuera mayor y ahora desde el Rabat hayan tenido que dar marcha atrás y aceptar la repatriación de menores.
En este contexto, los analistas hablan de un Marruecos “frustrado” después de que la comunidad internacional se negara a apoyar la declaración de Trump sobre el reconocimiento de su soberanía sobre el Sáhara Occidental.
En declaraciones a la televisión española, rtve, los analista explicaron que la crisis que creó Marruecos con España no terminará después de que el presidente saharaui abandone España, ya que la tensión actual está ligada a las expectativas que esperaba Rabat a partir de la decisión de Trump sobre el Sáhara Occidental.
Así, el principal experto y analista del Instituto español de El Cano señala, en una entrevista con El Confidencial, que la creciente frustración de los tomadores de decisiones en Rabat los empujará a repetir el intento para llamar la atención a los países y organizaciones para que apoyen la decisión de Trump.
Eduard Soler, investigador senior del Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona y especialista en relaciones euromediterráneas, explica que la decisión de Trump hizo que Marruecos “se sintiera fuerte” y que puede presionar a la comunidad internacional para que apoye su supuesta soberanía sobre el Sáhara Occidental.
“Marruecos tiene mucho que perder si continúa dedicándose a generar crisis y a llamar a consultas a sus embajadores”, advierte Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Real Instituto Elcano especializado en Medio Oriente y el Norte de África, en entrevista con El Confidencial.
El investigador Amirah Fernández señala que el principal problema de Marruecos está relacionado con la frustración derivada de las expectativas de la decisión unilateral de Trump, y por tanto, el problema de Rabat no es solo con España sino con toda la comunidad internacional, ya que ningún país u organismo internacional ha apoyado la decisión de Trump, y menos a la nueva administración Biden, que dejó claro este martes que los ejercicios militares del African Lion 21 no se realizarán en el Sáhara Occidental sino en territorio marroquí con sus fronteras internacionalmente reconocidas.
Fernández advierte además que “si resulta que las maniobras militares no se realizaron en el Sáhara Occidental, aunque sea de forma simbólica, Marruecos se sentirá frustrado y enojado”.
Para Ignacio Cembrero, periodista y escritor especializado en los asuntos del Magreb, “la crisis aún no ha terminado, sobre todo porque la Unión Europea se niega a apoyar la declaración de Trump, y Marruecos se verá obligado a medir su posición en el conflicto diplomático abierto con España.
Fernández coincide con Cembrero, y cree que Marruecos está obligado a evaluar los daños y revisar sus errores de cálculo, ya que su campaña, que inició en diciembre de 2020, no logró resultados significativos, mientras que su reciente crisis diplomática con Madrid provocó el declive de su imagen dentro de la Unión Europea, e incluso Francia, su socio más fuerte en Europa, se ha mostrado muy preocupado por lo sucedido en Ceuta, así como por sus problemas con Alemania, Holanda y Suecia.
“El mensaje ha llegado a Madrid, pero ha resonado en todos los países europeos porque hay mayores preocupaciones sobre cómo los vecinos de la UE están utilizando el tema de la migración como arma de chantaje político”, recalca Soler.
El experto confirma que las imágenes de la avalancha de Ceuta contradicen la narrativa que Marruecos se presentaba en Bruselas como un país estable con una economía estimulante y dispuesto a cooperar con la Unión Europea, pero lo sucedido mostró la realidad de Marruecos como un socio poco fiable frente a problemas sociales y regionales.
Fuente: El confidencial Saharaui