Negar la crisis climática, bloquear la transición energética, y desmantelar las políticas de sostenibilidad, en una apuesta por el corto plazo y el beneficio económico de unos pocos.
El programa electoral de Vox, presentado en 2023, es una declaración de intenciones alarmante respecto al cambio climático y la política ambiental en España. En pleno siglo XXI, con fenómenos climáticos extremos azotando el país —como la reciente DANA en Valencia, que ha dejado decenas de muertos y pérdidas materiales incalculables—, Vox niega la crisis climática y plantea un desmantelamiento sistemático de todas las políticas de protección ambiental en España. En lugar de avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible, Vox apuesta por una regresión que ignora tanto la ciencia como la evidencia empírica.
El partido de extrema derecha afirma que retirará a España del Acuerdo de París y derogará la Ley de Cambio Climático, compromisos vitales en la lucha global contra el calentamiento planetario. Este acuerdo, al que están adheridos todos los países miembros de la Unión Europea, fue diseñado para limitar el aumento de la temperatura global y mitigar los impactos devastadores del cambio climático. Sin embargo, en su programa, Vox considera estas políticas como “imposiciones de élites globalistas” y defiende una “suspensión inmediata” de todas las normativas ambientales que, según su retórica, afectan a la “prosperidad de los españoles”. Pero, ¿a quién beneficia realmente esta postura? Las políticas ambientales no son un lujo; son una necesidad para proteger a quienes más sufren los efectos del clima extremo y la degradación de nuestro ecosistema.
La promesa de Vox incluye la eliminación de estructuras clave como la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que desempeña una función crucial al alertar sobre fenómenos climáticos extremos. En un país tan expuesto a eventos naturales adversos, este ataque a los servicios meteorológicos es un acto de irresponsabilidad que pone en riesgo vidas y recursos al negar a la ciudadanía información vital sobre su seguridad. España necesita inversión en predicción y planificación climática, no una demolición de los organismos que estudian y reportan estos riesgos.
Impacto directo en el sector primario y la seguridad
Además, el programa de Vox promete “proteger” al sector primario —agricultura y ganadería— mediante la derogación de la Ley de Protección del Mar Menor y la flexibilización de regulaciones sanitarias que, en realidad, son esenciales para garantizar la salud y seguridad de los productos que consumimos. Al prometer el levantamiento de estas normativas, Vox pone en peligro no sólo los recursos naturales de España, sino también la seguridad alimentaria y la calidad de los productos que se ofrecen en el mercado. Sin una legislación clara y protectora, los sectores más vulnerables, incluidos pequeños agricultores y agricultoras, sufrirán la degradación de las tierras, la contaminación del agua y la pérdida de recursos, en lugar de una mejora de sus condiciones.
La diputada de Vox Rocío de Meer llegó a declarar en 2023 que la ley de cambio climático “tanto daño hace a nuestro sector primario”, demostrando un desconocimiento alarmante sobre el impacto de la crisis climática en la agricultura, donde las sequías y la desertificación afectan la producción de alimentos. Sin políticas de adaptación y mitigación climática, el sector primario español será uno de los más perjudicados en las próximas décadas. La realidad es que los eventos extremos como olas de calor e inundaciones ya están incrementando los costos y mermando las cosechas, una tendencia que continuará si no se toman medidas.
La postura de Vox es clara y consistente: negar la crisis climática, bloquear la transición energética, y desmantelar las políticas de sostenibilidad, en una apuesta por el corto plazo y el beneficio económico de unos pocos. Este programa ignora por completo la necesidad de adaptarse a una realidad que ya está aquí. Las propuestas de Vox representan una vuelta al pasado, donde la explotación indiscriminada y la falta de regulación fueron la norma, pero en un contexto actual donde esta irresponsabilidad trae consecuencias mucho más devastadoras para la población y el entorno.
En un país donde las políticas climáticas no son opcionales, sino imprescindibles para la seguridad y la salud de millones de personas, el negacionismo climático de Vox es una sentencia de vulnerabilidad y catástrofe para la ciudadanía.