Durante la Segunda Guerra Mundial, la isla de Gruinard, en la costa noroeste de Escocia, fue contaminada con ántrax, una bacteria bastante letal especialmente cuando se inhala, por científicos que realizaban experimentos de guerra bacteriológica. La isla, conocida como “la isla del ántrax” o “la isla de la muerte” fue inhabitable durante décadas y en 1990 fue declarada segura, aunque nunca ha vuelto a la normalidad.
A finales de 1941, ante la amenaza de una posible invasión alemana y el temor de que los nazis hubieran desarrollado una bomba biológica, el primer ministro Winston Churchill ordenó a su equipo de científicos de alto nivel del Departamento de Biología de Porton Down que encontraran la forma de utilizar el ántrax como arma. Para ello tenían que encontrar un lugar de pruebas remoto, deshabitado y aislado, pero accesible desde tierra firme y la isla de Gruinard era el lugar ideal.
La remota isla de apenas 2 kilómetros cuadrados, fue estudiada rápidamente por el Ministerio de Defensa en 1942 y las autoridades decidieron comprarla por 500 libras esterlinas a sus propietarios.
El historiador escocés Rory Scothorne explicó a BBC Mundo que querían probar la viabilidad del ántrax como arma y probar los efectos. Para ello, los científicos de Porton Down guardaron cuidadosamente las bombas de ántrax y transportaron hasta la isla 80 ovejas, a las que pusieron en fila metidas en cajas individuales y a las que bombardearon con una nube de ántrax. Las ovejas murieron en tres días.
Los científicos no calcularon el alcance de exponer a los animales al ántrax en una isla tan cerca de la costa escocesa y, tras hacer varias pruebas, comprobaron que la mayor parte del suelo de la isla estaba contaminado e incluso había traspasado a zonas de la costa de Escocia.
Seis meses después del experimento varios animales murieron, pero el Gobierno decidió taparlo para eludir responsabilidades y envió agentes para pagar compensaciones a los granjeros a los que hicieron creer que venían del gobierno griego porque el ántrax procedía de un barco griego que pasó cerca e infectó la zona.
En 1944 se prohibió terminantemente el acceso a la isla y hasta 24 años después del experimento los carteles de prohibido el paso no incluyeron la advertencia del ántrax. Gruinard se convirtió así en uno de los lugares más peligrosos de la tierra y fue puesto bajo una estricta cuarentena. Todo lo sucedido en la “isla de la muerte” permaneció oculto a la opinión pública durante décadas.
Descontaminar la isla
En 1971, el gobierno se planteó descontaminar la isla, pero resultaba demasiado caro y no había suficiente presión para que lo hicieran, tal y como recuerda Rory Scothorne. Todo cambió en 1981 cuando una célula clandestina autodenominada “Dark Harvest Commandos” envió tierra contaminada sacada de la isla de Gruinard a las instalaciones de Porton Down y afirmó que tenía 136 kg más de tierra para ser enviada a otros objetivos. Su demanda era que limpiasen Gruinard.
Para demostrar que iban en serio, efectuaron un segundo envío, esta vez al congreso del Partido Conservador en Blackpool, lo que desató el pánico nacional y el caso alcanzó los medios internacionales, a pesar de que este envío no contenía tierra contaminada.
Entre 1943 y 1981, científicos del gobierno y funcionarios del Ministerio de Defensa visitaron la isla periódicamente para analizar el suelo, obteniendo siempre el mismo resultado: en el suelo todavía había una cantidad mortal de ántrax.
A mediados de los 70, un análisis del Ministerio de Defensa concluyó que cualquier operación de limpieza costaría decenas de millones de libras y que sería más rentable mantener la isla en cuarentena. Sin embargo, tras la aparición de Dark Harvest vieron que con los avances tecnológicos se podía realizar la limpieza por tan sólo 500.000 libras y se pusieron manos a la obra.
La tierra de la isla de Gruinard fue tratada con una solución de agua salada y formaldehído. Se enviaron numerosas muestras de tierra a Porton Down para analizarlas y se demostró que la isla estaba descontaminada. El 24 de abril de 1990 el Ministerio de Defensa declaró la isla libre de ántrax, sin embargo, la sorpresa llegó cuando el comando informó en su último comunicado que la tierra no procedía en realidad de la isla, sino de la costa justo enfrente de la isla.
A día de hoy no se sabe si la tierra provino de la isla o de tierra firme y el gobierno nunca analizó la tierra de tierra firme, a pesar de que sabía que era posible que estuviera contaminada la tierra de la costa escocesa.
La historia de la isla quedará como recordatorio de los estragos que puede causar la guerra química y biológica. El 24 de abril de 1990 se levantó la cuarentena y el 1 de mayo de 1990 la isla fue adquirida por los herederos del propietario de entonces por 500 libras.