El organismo de la ONU encargado de velar por el cumplimiento de los tratados internacionales sobre drogas asegura que grupos terroristas, incluidos yihadistas, podrían beneficiarse del trafico de narcóticos en Oriente Medio.

«La inestabilidad y los conflictos armados que afectan a todo el Oriente Medio siguen facilitando el trafico de estupefacientes», indica la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en su informe anual, presentado hoy en Viena.

Entre las sustancias más traficadas está el «captagon», un estimulante sintético que mezcla anfetamina y cafeína, conocido como «la droga de los yihadistas» por su supuesto empleo entre los combatientes del grupo terrorista Estado Islámico (EI).

El consumo de este estimulante aumenta la atención y motivación, al tiempo que retrasa la sensación de fatiga y, en parte, inhibe la sensación de riesgo.

«El ‘captagon’ falsificado se ha convertido en una de las drogas mas populares en las zonas de guerra del Oriente Medio y podría constituir una fuente de ingresos para los grupos terroristas e insurgentes», indica este organismo independiente dentro del sistema de Naciones Unidas.

«La falta de control y vigilancia ha dado lugar a un aumento de la fabricación de comprimidos de ‘captagon’ en determinados países del Oriente Medio», afirma la JIFE, que insiste en que el tráfico de estos narcóticos podría financiar a grupos terroristas.

«El «captagon» se ha convertido en una de las drogas predilectas en las zonas de guerra del Oriente Medio, dado que se consume en situaciones de combate», sostiene el documento.

Además de en zonas de combate, esta droga es una de las más populares entre los jóvenes de Oriente Medio y sus principales mercados están en las ricas monarquías del Golfo Pérsico.

La JIFE recuerda que Líbano es uno de los mayores productores de resina de cannabis del mundo y que en Irak el cultivo de adormidera, e incluso la fabricación de heroína, están al alza.

Los expertos de este organismos señalan que en muchos países de la región está aumentando el consumo de tramadol, un analgésico parecido a la morfina que es muy adictivo, y que «hay indicios de que algunos grupos terroristas también podrían estar implicados en el trafico de esa sustancia».

El informe señala que también hay indicios de la producción de drogas en Siria, inmersa en un largo conflicto que dura ya ocho años.

«Turquía comunicó que el trafico de ‘captagon’ fabricado o comercializado en el Oriente Medio, especialmente en Siria, por grupos terroristas e insurgentes, entre otros, seguía discurriendo por su territorio», indica el informe.

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