La monarquía se ha convertido en un factor crucial en las próximas elecciones tailandesas cuando uno de los principales partidos presentó como candidata a primera ministra a la hermana mayor del rey, en un intento fallido que puso de relieve el peligro de tratar de usar la institución con fines políticos.
El pasado 8 de febrero, el Partido Thai Raksa Chart anunció la candidatura de la Princesa Ubolratana, que había perdido sus títulos reales al casarse con un ciudadano estadounidense en 1972, para las elecciones del 24 de marzo.
La sorprendente decisión provocó un terremoto en la política del país asiático al ser la primera pariente cercana al monarca en entrar en política.
A las pocas horas, la televisión emitió un comunicado del rey Vajilalongkorn en el que calificaba como “inapropiada” la nominación de su hermana y, unos días después, la Comisión Electoral (CE) invalidó la candidatura.
El Tribunal Constitucional finalmente dictaminó la disolución del Thai Raksa Chart el 7 de marzo argumentando que “el pueblo tailandés es consciente de que la monarquía, el corazón de la nación tailandesa, fue utilizada con fines políticos de una forma astuta. Esta acción pone en peligro el estatus neutral de la monarquía por encima de la política”.
El partido era afín al poderoso ex primer ministro Thaksin Shinawatra, depuesto en un golpe de Estado en 2006 y exiliado desde 2008, y su hermana Yingluck, también ex primera ministra defenestrada en otra asonada en 2014 y en el exilio, y pese a que los Shinawatra cuentan con otras dos formaciones en las elecciones, con la disolución sufrieron un duro golpe.
La monarquía absoluta fue abolida en 1932, pero aunque la Dinastía de los Chakri, que reina desde finales del Siglo XVIII, oficialmente no se inmiscuiría en política a partir de entonces, su prestigio no hizo más que aumentar, especialmente cuando el rey Bhumibol Adulyadej, o Rama IX, accedió al trono.
Bhumibol reinó desde 1946 hasta su muerte en 2016, setenta años en los que una cuidada imagen, sus obras sociales y su semblante circunspecto, omnipresente en retratos fotográficos a lo largo y ancho de toda Tailandia, tanto en las calles como en los hogares de casi todos los tailandeses, le granjearon una devoción casi religiosa.
Tailandia cuenta además con una de la leyes de lesa majestad más estrictas del mundo, en la que cualquier ciudadano puede denunciar a otro por injuriar o amenazar al monarca o su familia y cuyas penas de cárcel pueden alcanzar los 15 años, lo que imposibilita cualquier debate sobre el papel de la monarquía.
Para muchos tailandeses, el rey Bhumibol fue prácticamente el único elemento de estabilidad durante las últimas siete décadas, marcadas por reiterados golpes de Estado, un total de 21, contando los fallidos, desde la abolición de la monarquía absoluta.
El rey no gobierna ni interviene en política, pero en torno a la casa real gira lo que el especialista en el país de la Universidad de Leeds, Duncan McCargo, bautizó en un artículo académico publicado en 2005 como la “red monárquica”.
Se trata de una élite radicada en Bangkok de la que han emergido los generales, políticos y empresarios que gobernaron el país durante decenios.
El ascenso de Thaksin Shinawatra tras la Constitución de 1997, la más progresista en la historia del país, supuso un importante reto a la “red monárquica”, ya que él era multimillonario de otra provincia, Chiang Mai, que era visto como un arribista por las élites tradicionales, que a menudo les acusan a él y a sus seguidores de ir en contra de la monarquía.
Thaksin ganó sus primeras elecciones en 2001 el desarrollo de políticas sociales, como un programa de sanidad pública universal, le hicieron extremadamente popular entre las empobrecidas masas rurales del noreste, la región más populosa del país.
Cuatro años después, fue reelegido con una amplia mayoría y, tras su exilio, partidos afines a él han ganado todos los comicios celebrados en Tailandia.
Tras la muerte de Bhumibol, muchos partidarios de Thaksin creyeron que la subida al trono de Vajilalongkorn podría suponer el regreso de su líder al país, ya que se asumía que el nuevo rey era cercano al antiguo primer ministro, pero el rechazo de la candidatura de su hermana ha puesto esas suposiciones en tela de juicio.
El nuevo rey, cuya coronación está prevista para los días 4 a 6 mayo, ha dejado claro que la monarquía seguirá estando “por encima de la política”.