La arena es el recurso más utilizado en el planeta después del aire y el agua. Cada casa, represa, camino, copa de vino o móvil contiene este material. Pero ni siquiera un elemento aparentemente interminable como la arena puede satisfacer la demanda actual de recursos.

50.000 millones de toneladas de arena y grava se utilizan en el mundo cada año. Esto equivale a un muro de 35 metros de alto y 35 metros de ancho alrededor del ecuador. La mayor parte se destina a la producción de cemento para concreto (que está hecho de cemento, agua, arena y grava). 

El cemento es el material de construcción más utilizado en el mundo y es fuente de 8% de las emisiones de dióxido de carbono, según un informe reciente de Chatham House.

“La arena no es infinita”, dijo Kiran Pereira, fundador de SandStories.org y uno de los expertos que participaron en la primera mesa redonda sobre arena realizada por ONU Medio Ambiente, la Base de Datos sobre Recursos Mundiales (GRID, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Ginebra a mediados de octubre pasado.

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“Es extraordinario que se haya prestado tan poca atención a este problema”, añadió Bart Geenen, director del Programa de Agua Dulce de WWF en Países Bajos, durante la reunión en la que se abordaron los impactos ambientales de la extracción de arena y las soluciones potenciales a este desafío.

La arena, que está compuesta básicamente por pequeños granos de roca, también se utiliza para regenerar playas y extender territorios. Por ejemplo, sirve para construir islas artificiales (como las Islas Palm en Dubái) o rellenar las costas para ganar terreno (como en Singapur).

Este tipo de arena se extrae del fondo del océano, de ríos y de playas. La arena del desierto no se puede utilizar para fabricar concreto debido a su suavidad.

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La extracción de arena en ecosistemas frágiles puede tener un gran impacto ambiental si no se maneja adecuadamente. En el caso de una playa, no solo podría conducir a la destrucción de la biodiversidad local, sino a reducir el alcance del turismo.

Además, su gran demanda puede llevar a la extracción ilegal, lo que se está convirtiendo en un problema en muchos lugares. En India, las “mafias de arena” amenazan a comunidades locales, sus medios de vida y al medio ambiente.

“La arena es utilizada por todos. No queremos detener el sector, sino trabajar en soluciones sostenibles con todos los actores interesados”, señala Pascal Peduzzi, director de GRID-Ginebra en ONU Medio Ambiente, quien planteó el desafío de la extracción de arena en un informe de 2014 titulado: Sand, rarer than one thinks (La arena, más especial de lo que uno piensa).

Probando soluciones innovadoras

En la actualidad se están investigando soluciones innovadoras para remplazar la arena en la construcción de carreteras y edificios. Se pueden utilizar materiales alternativos como plástico reciclado, tierra, bambú, madera, paja y otros más. Parece ser que la clave es mezclar otros materiales con el concreto para darle a la mezcla la estabilidad necesaria para construir.

Varios países ya están experimentado con carreteras hechas con compuestos de plástico. La primera ciclovía elaborada en su totalidad con plástico reciclado se abrió en septiembre de 2018 en Zwolle, Países Bajos.

El plástico reciclado tiene el potencial de convertirse en una alternativa de la arena, en la construcción de carreteras. Se estima que los caminos de plástico son tres veces más duraderos que los de asfalto tradicionales. Sin embargo, todavía se encuentran en fase de prueba, ya que su durabilidad e impacto ambiental deben estudiarse más a fondo. Se teme que pequeñas partículas de plástico eventualmente puedan filtrarse al suelo y el agua a causa del calor, el desgaste y el escurrimiento.

ONU Medio Ambiente y GRID trabajan con la Universidad de Ginebra para aumentar la conciencia sobre este tema y encontrar alternativas sostenibles.

“Buscamos soluciones innovadoras para el consumo sostenible de recursos y para darlas a conocer en múltiples niveles”, dijo Anna Cinelli, de la Universidad de Ginebra.

Es necesario recopilar más datos sobre este sector y trabajar en la implementación de políticas y estándares para proteger a los ecosistemas vulnerables de la extracción ilegal de arena, concluyeron los expertos reunidos en Ginebra. 

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