Esta pandemia ha reventado las costuras y expuesto las fragilidades del actual sistema agroalimentario globalizado. Un sistema que crece a costa de los suelos, del clima, de la naturaleza, de las comunidades rurales, de las condiciones de trabajo de la mayoría de agricultores y ganaderas y de la salud humana. Pero hay otra senda que podemos tomar para salir de esta encrucijada social y ambiental, asegurando alimentos sanos y de calidad para las personas. Un camino que conduce hacia un modelo de producción y consumo de escala humana y reconciliado con la vida: la agroecología.
Las voces a favor de impulsar una transición agroecológica de los sistemas alimentarios siguen creciendo. Recientemente, el Comité Europeo de las Regiones (un órgano consultivo de la Unión Europea con representantes públicos de los 27) ha emitido un contundente dictamen en el que insta a tomar medidas a favor de la agroecología. La crisis provocada por el Covid, asegura el dictamen, ha amplificado “la necesidad de contar con sistemas alimentarios resilientes y soberanos”.
“La agroecología reduce la huella de carbono de la agricultura, favorece la recuperación de la biodiversidad, asegura o restablece la fertilidad del suelo, impide la contaminación del aire y del agua, incrementa la resiliencia económica y social de las explotaciones y garantiza una alimentación sana y accesible”, explica el Comité, que abraza este planteamiento como respuesta a los retos sociales y ambientales del presente.
¿Qué es la agroecología? Según la FAO se trata de “un enfoque integrado que aplica simultáneamente conceptos y principios ecológicos y sociales al diseño y la gestión de los sistemas alimentarios y agrícolas”. El dictamen del Comité de las Regiones afirma que “no supone una vuelta al pasado”, sino que por el contrario, “se trata de un tipo de agricultura inteligente que combina actuaciones de carácter medioambiental, económico y social, así como prácticas agronómicas y sociales resultantes de experimentos innovadores, conocimientos e investigación pública.”
A nivel social, el Comité destaca que la agroecología “implica un número mayor de explotaciones pequeñas o medianas que permitirán detener la disminución del empleo agrario y reactivar el establecimiento de jóvenes en el campo”, así como establecer redes de cooperación y establecer un vínculo más estrecho con el resto de la población aumentando los circuitos cortos. Todo ello, teniendo en cuenta el sistema en su conjunto, incluyendo unas condiciones de trabajo y de vida justas para quienes producen nuestros alimentos.
La reforma de la PAC, una oportunidad ineludible
Según el dictamen, la reforma en marcha de la Política Agraria Común (PAC) “es una oportunidad ineludible” para “reverdecer” el sector agrario, reducir su impacto ambiental negativo y garantizar la seguridad alimentaria en Europa. También es clave para el cumplimiento del Pacto Verde Europeo, y según el Comité, la agroecología puede responder a los desafíos planteados en la Estrategia de la Granja a la Mesa (como reducir el uso de fertilizantes en al menos un 20 % y el uso y el riesgo de los plaguicidas químicos en un 50 % para 2030).
Aunque las negociaciones en Europa de la nueva PAC no van en la buena dirección, los estados miembros tienen un gran margen de decisión para dar un papel relevante y recompensar las prácticas agroecológicas beneficiosas dentro de los Planes Estratégicos Nacionales. Son los documentos que adaptarán la nueva PAC a la realidad de cada país, y que en España están negociando el Gobierno y las Comunidades Autónomas, cuya última reunión será en mayo.
En ese sentido, vale la pena recordar un reciente tweet del Comisario Europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski, “Los planes estratégicos de la PAC decidirán si mantenemos, por ejemplo, 50 ganaderos en un pueblo con 100 cerdos cada uno, o si preferimos una sola granja con 5.000”.
Desde Por Otra PAC pedimos a los Gobiernos estatal y autonómicos valentía y ambición en el Plan Estratégico Nacional de la PAC, para impulsar la transición agroecológica que necesitamos. Una transición que apoye a quienes producen alimentos sanos y sostenibles, que asegure el cumplimiento del Pacto Verde Europeo y el futuro de nuestros pueblos.
En palabras de Guillaume Cros, el relator de este dictamen y vicepresidente del Consejo Regional de la región francesa de Occitania-Pirineos-Mediterráneo, “la agroecología es la respuesta a los retos múltiples a los que nos enfrentamos: la necesidad de descarbonizar la agricultura, recuperar biodiversidad, restaurar la fertilidad del suelo e incrementar la resiliencia económica y social de las explotaciones para asegurar alimentos sanos, locales y asequibles para todos. Basada en una red de granjas pequeñas y medianas, la agroecología puede ser clave para revitalizar las áreas rurales de la Unión Europea”.