Este sábado por la noche unas 300 personas han lapidado en el distrito de Janewal, provincia de Punyab, en el sur de Pakistán, a un hombre de mediana edad que padecía una enfermedad mental y que había sido acusado de profanar el Corán en un nuevo incidente relacionado con las actuaciones de los llamados “vigilantes contra la blasfemia” en el país.

El vigilante de una mezquita local dijo haber visto al hombre quemando el libro sagrado islámico dentro de la mezquita e informó a otras personas antes de a la policía. Cuando la policía llegó se encontró al hombre rodeado por la multitud.

Al menos tres agentes de Policía resultaron heridos cuando intentaban detener el linchamiento y, a pesar de que se enviaron refuerzos a la mezquita, cuando llegaron el hombre ya había sido matado a pedradas y colgado de un árbol.

Lapidan a un enfermo mental acusado de blasfemia en Pakistán / Imagen: Zuma Press
Lapidan a un enfermo mental acusado de blasfemia en Pakistán / Imagen: Zuma Press

Detenidos

Este domingo, el portavoz policial Muhamad Arshad señaló que están arrestando a las personas que participaron en el linchamiento del fallecido, identificado como Mushtaq Ahmed, de 41 años y cuyo cadáver fue entregado a la familia. De momento, han sido detenidas 36 personas.

Además, indicó que el hombre “había sido mentalmente inestable durante los últimos 15 años y, según su familia, a menudo desaparecía de casa durante días, mendigando y comiendo cualquier cosa que encontraba”.

El primer ministro, Imran Khan, lamentó el incidente y manifestó a través de un tuit que: “Tenemos tolerancia cero con cualquiera que se tome la justicia por su mano y los linchamientos serán tratados con toda la gravedad de la ley”.

La blasfemia es un tema muy delicado en Pakistán y los acusados acaban convertidos en objetivos de los grupos de vigilantes musulmanes extremistas. En algunos casos, han sido tiroteados, quemados vivos o apaleados hasta la muerte.

1 Comentario

  1. Las sociedades humanas de los distintos territorios del planeta no evolucionan a la misma velocidad. Algunos se empeñan en volver democráticos a los pueblos a bombazos; quieren que tengan una democracia, pero como la entienden ellos. Así son los imperios, pero no hay nada que hacer: hay cosas que solo las cambia el tiempo. Parece mentira que después de lo de Vietnam y lo de Cuba sigan insistiendo en ello.

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