Andrea Manzano
Se acercan las fechas de las fiestas por excelencia: Nochebuena y fin de año. Son unas fechas en las que afloran todo tipo de sentimientos, y suceden todo tipo de situaciones. Y sí, también aflora el machismo, y acontecen hechos machistas.
Situación 1
“¿Cariño, así vienes vestida?” Esa es la reacción de cualquier familiar tuyo al ver tu traje en la cena. Ya puede ser un traje elegante (en ese caso, alegará que vas muy arreglada) o una ropa más informal (entonces te dirá que no vas arreglada). Si observas su atuendo, verás como su ropa puede ser una simple camisa, y a veces, no llega a eso.
“¿Porqué él tiene derecho a opinar sobre mi ropa y decirme lo que debo o no debo vestir? Es injusto” comienzas a pensar. Y sí, es injusto, que por el mero hecho de ser mujer, se asuma que debes vestirte correcta y adecuado a unos parámetros patriarcales; cuando lo normal debería ser que cada una se vista como considere adecuado.
Situación 2
Llega la hora de hacer la cena. La estampa habitual es ver a las mujeres de la casa encargarse de todo ello, aunque la vayan a disfrutar todos. “¿Oye, nos podéis ayudar?” es la pregunta que se oye en muchas casas, dirigida a los hombres. Aunque lo habitual también es que luego acaben ayudando, también es verdad que es tras muchos ruegos, como si ayudar en el preparado de la cena fuese un trabajo que implicase un gran esfuerzo. Además, luego suelen exigir un agradecimiento, como si hubieran realizado una tarea que no les corresponde.
“No es normal que nos corresponda a nosotras hacer este tipo de tareas” Y no, no es normal. Si todos vais a disfrutar de una cena, lo normal es que todos colaboréis en su preparación. Que seamos nosotras las encargadas de hacerlo, aparte de reforzar el estereotipo machista de asignar las tareas gastronómicas a las mujeres, demuestra como, ante nuestra presencia, la tendencia masculina es relajarse, mientras que nosotras cargamos con todo el trabajo.
Situación 3
Estamos durante la cena. Salen muchos temas de conversación, y todos participan de ella, dando a conocer sus opiniones y poniendo en relevancia sus conocimientos sobre el tema en cuestión. Todos escuchan atentamente excepto en dos casos: si eres mujer, y si eres de izquierdas. Como ya seas joven, llevas perdida la batalla de la atención y el respeto al turno de palabra. Frases como “Eres muy joven para hablar de eso”, “Tú eso no lo has vivido” o “Deja a los mayores opinar” son muy habituales de escuchar.
“¿Porqué yo no puedo participar en la conversación de forma continuada y mis familiares masculinos sí?” Te preguntas. La tarea de la mujer ha estado tradicionalmente relacionada con el hogar, pero sobre todo, el papel femenino ha estado caracterizado por la sumisión y el hecho de pasar desapercibida, no quejarse ni protestar.
Situación 4
Quizás el caso más flagrante de machismo en estas fiestas llega a la hora de los regalos. Elegir los obsequios para los familiares, ya sean adultos, niños o ancianos, suelen ser un auténtico quebradero de cabeza para muchas familias. Pero, aún así, se suelen observar unos patrones comunes. En cuanto a la edad infantil, los regalos habituales para los niños suelen ser vehículos, artículos de construcción, muñecos relacionados con la acción, y en general, juguetes relacionados con el uso de la fuerza y las aptitudes físicas. Para las niñas, lo más común es verlas jugando bien con muñecas, bien con objetos relacionados con el hogar (cocinas, aparatos de limpieza, etc.), sets de maquillaje y peluquería, y con bebés que tienen que cuidar. En la edad más adulta, para ellos, los obsequios más usuales suelen ser ropa, relojes, colonias, vinos y objetos tecnológicos. Para ellas, y aunque las colonias y relojes suelen ser algo común entre ambos géneros, si es verdad que los femeninos son mucho más delicados y frágiles. Lo más usual es que las mujeres adultas reciban regalos relacionados con el hogar: utensilios de cocina que se hayan estropeado anteriormente, aparatos de limpieza tales como planchas, fregonas, entre otros, y objetos de cuidado personal como maquillaje.
“¿Por qué esa diferencia de criterio a la hora de elegir los regalos?” Volvemos a la misma historia. A lo largo de los tiempos se han ido creando unos estereotipos para ambos sexos, que de forma estricta, nos dicen lo que debemos entender por hombre o mujer, y se intenta adecuar los regalos a ese estereotipo. El machismo cultural nos dice, por ejemplo, que una niña es más feliz y prefiere jugar con una muñeca de princesa que con una construcción, aunque a lo mejor no sea así. También nos intenta enseñar como los regalos para una mujer tienen que ser sencillos y delicados, porque ella es así, y que lo que necesita que le regalen son objetos del hogar, cuando, a lo mejor, lo que ella desea sea un coche nuevo o que le arreglen el carenado de la moto que se le estropeó.
Estas situaciones seguro que os suenan a todos los que estáis leyendo este post. ¿Cómo podemos evitarlas? Para los hombres que estén leyendo esto: evitad hacer comentarios sobre el vestuario de vuestras familiares(a no ser que os pregunten), pues probablemente, se sientan a disgusto; cuando veáis que se empieza a preparar todo, colaborad y llamad a vuestros familiares para que apoyéis todos; escuchad y respetad a vuestras familiares cuando opinen, y si no estáis de acuerdo, preguntad o debatid, pero nunca intentéis silenciarlas. Para todos: aunque es difícil quitarse el estigma de los regalos, intentemos hacerlo más equitativo, dándole a cada persona lo que realmente desea, y no lo que creemos nosotros que desea. Para las chicas que estén leyendo esto: recordad que, como todo en la vida, hay que luchar por hacernos un hueco y ocupar el lugar que nos corresponde, y que estas fiestas serán con nosotras o no serán.