Las medidas de los países ante el coronavirus priorizan a los más ricos y hacen poco o nada por los pobres

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Desde el inicio de la epidemia del covid-19, la OMS mostró gran preocupación por la propagación del virus en los países con los sistemas de salud más débiles y ha pedido una respuesta internacional coordinada para ayudar a detener la propagación del brote, y para que los países más ricos apoyen a los más desfavorecidos.

Según Philip Alston, relator especial de las Naciones Unidas sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, la respuesta de muchos Gobiernos ante la pandemia del COVID-19 ha provocado efectos devastadores en las personas que viven en condiciones de pobreza.

Mientras en algunos países se aplana la curva de contagios, en otros el coronavirus está a punto de causar estragos. Por ellolos “Estados ricos deberían apoyar a los Gobiernos que lo necesitan, suspender o cancelar la deuda externa y dejar de monopolizar los equipos médicos y las pruebas de coronavirus”, señaló el relator.

“Las medidas de muchos Estados reflejan una filosofía de darwinismo social que da prioridad a los intereses económicos de los más ricos, mientras que apenas se hace nada por los que trabajan duro para proporcionar servicios esenciales o no pueden mantenerse a sí mismos”, dijo Alston.

Las consecuencias económicas de la pandemia del coronavirus podrían arrastrar a más de 500 millones de personas adicionales a la pobreza y podrían desaparecer 200 millones de empleos a tiempo completo si no se toman medidas urgentes.

La crisis sanitaria del covid-19 está teniendo un elevado impacto en los hogares más vulnerables. Muchas personas están condenadas a vivir al día, sin ahorros y sin reservas de comida y debido a esta carencia de recursos no pueden permanecer confinados en casa durante largos periodos de tiempo. Los que tienen un trabajo deben elegir entre arriesgar su salud o perder sus ingresos.

A esto se suma un distanciamiento necesario para evitar la propagación del virus pero imposible en viviendas superpobladas. Además los países más pobres tienen unos servicios de salud precarios y la población tiene una gran dificultad para acceder a medicamentos y vacunas.

“Los gobiernos han cerrado países enteros sin hacer ni siquiera un mínimo esfuerzo para asegurar que la gente pueda salir adelante”, destacó Alston y señaló que la mayoría de los Estados están haciendo muy poco para proteger a los más vulnerables de esta pandemia.

El relator puso como ejemplo a China en donde la cuarentena de 60 millones de personas detuvo el funcionamiento de los servicios sociales dejando a los pobres a su suerte.

“Después de obligar a millones de personas a quedarse en casa sin un plan, algunos gobiernos han respondido con violencia gratuita y contraproducente a las personas de bajos ingresos que se ven obligadas a abandonar sus hogares para sobrevivir”, afirmó.

Algunos Estados adoptaron iniciativas importantes como los pagos directos en efectivo, la suspensión de los desahucios y la cobertura de los sueldos de los empleados con permisos, pero “en su mayor parte las medidas de apoyo han sido totalmente inadecuadas y se ha descuidado a las poblaciones más vulnerables, indicó Alston que consideró que esta situación es “cruel, inhumana y contraproducente” ya que no les deja otra alternativa que continuar trabajando en condiciones inseguras, con el consiguiente riesgo para la salud de todas las personas.

Y recordó el paquete de medidas de emergencia adoptado por el Gobierno de los Estados Unidos en 2018 que sirvió para extender temporalmente los programas de desempleo, pero excluyó a los trabajadores indocumentados y los que trabajan en sectores no regulados que pagan impuestos.

“Esta pandemia ha expuesto la quiebra de los sistemas de asistencia social en muchos países”. Mientras que algunos Gobiernos han adoptado medidas de largo recorrido, la mayoría de los programas han sido medidas a corto plazo y de emergencia que solo sirven para ganar tiempo en lugar de abordar los inmensos desafíos que continuarán en el futuro, dijo el relator.

“Ahora es el momento de realizar profundas reformas estructurales que protejan a las poblaciones en su conjunto y aumenten la resistencia ante un futuro incierto”, añadió.

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