Italia vive un «momento histórico extremadamente delicado y crítico» en lo que se refiere a los derechos de la mujer, que están sufriendo un retroceso desde la llegada al poder del Gobierno populista el pasado año.

Así de contundente se muestra D.i.Re (Mujeres en Red contra la Violencia), que denuncia una «deriva» hacia la negación de derechos fundamentales de la mujer impulsada especialmente por la ultraderechista Liga de Matteo Salvini, partido que gobierna en coalición con el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5E) de Luigi Di Maio.

«Con este Gobierno se están dando pasos atrás y cuestionando derechos fundamentales, consagrados por la Constitución, y poniendo límites a las libertades de la mujer», denuncia Lella Palladino, presidenta de la red de organizaciones de mujeres D.i.Re.

Entre otros, las activistas denuncian iniciativas legales tendentes a limitar derechos de larga data, como el divorcio o el aborto, o escasa atención a la violencia contra las mujeres, según se constata en el informe que analiza el cumplimiento por Italia del Convenio de Estambul sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica

Así, Palladino describe «un cuadro de gran emergencia» con un gabinete que creó un Ministerio para la Familia y la Discapacidad, cuyo titular, Lorenzo Fontana, de la Liga, es declaradamente contrario al aborto y a las personas LGTB. «Las familias con padres del mismo sexo no existen», ha dicho.

Fontana será el invitado de honor del Congreso Mundial de Familias que se celebrará a finales de este mes en Verona, cuyo ayuntamiento se declaró Provida, organizado por el senador Simone Pillon, otro destacado «liguista» en materia de retroceso en los derechos de la mujer.

Y es que una de las iniciativas legales más preocupantes para las feministas es el proyecto de ley 735, más conocido como «decreto Pillon», promovido por este senador y que pretende introducir una serie de modificaciones en materia de derecho de familia, divorcio, separación y custodia compartida de los hijos.

Un proyecto que, a juicio de sus críticos, hace más difíciles y caros los divorcios y pone en riesgo a las mujeres víctimas de violencia machista y que establece, entre otros, que los matrimonios con hijos menores en caso de separación deberán recurrir a un mediador privado y de pago durante seis meses para tratar de reconciliarse.

Los hijos menores deberán vivir el mismo tiempo en casa de cada progenitor, sin tener en cuenta posibles situaciones de violencia, y se recorta el amparo económico para el más débil económicamente de la pareja tras el divorcio, que en general suele ser la mujer.

El decreto está aún en trámite parlamentario y el M5E, socio de la Liga en el Gobierno, se ha comprometido a enmendarlo.

Pero no acaban ahí las iniciativas de la Liga que denuncian las feministas.

El vicepresidente del Gobierno y líder de ese partido, Matteo Salvini, reiteró esta semana su conocida posición -personal y de su partido- favorable a la reapertura de los burdeles y la regulación de la prostitución por el Estado, algo que quedó prohibido en 1958 por la «ley Merlin».

«Siempre he estado y sigo estando a favor de que se reabran los burdeles» para gravarlos con impuestos, dijo Salvini.

Algo inadmisible para las feministas: «El Estado no puede cobrar impuestos de la compraventa del cuerpo y de la libertad de la mujer», afirmó la periodista y activista Linda Laura Sabbadini.

El último y polémico capítulo hasta ahora de la deriva antifeminista ha venido de parte de las juventudes de la Liga en la ciudad de Crotona (sur del país), que publicaron ayer un panfleto con motivo del Día de la Mujer en el que afirman que su papel es cuidar a la familia y cargan contra los criterios de paridad.

Entre otras píldoras afirmaban que quien ofende la dignidad de la mujer es «la cultura política que reivindica una autodeterminación cada vez más marcada de la mujer, que despierta una actitud rencorosa y una lucha contra el hombre».

Y también agravian a las mujeres quienes las utilizan «igual que a los inmigrantes y a los gays, con finalidades meramente ideológicas» o quienes «contrastan culturalmente el papel natural de la mujer, que es promocionar y cuidar la vida y la familia».

El texto, que después fue retirado de las redes sociales, provocó un alud de críticas, hasta el punto de que el líder del partido, Salvini, aseguró que «no sabía nada» y no estaba «de acuerdo con algunos contenidos».

Por Virginia Hebrero

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