La pandemia del coronavirus ha agudizado la crisis de los colectivos más vulnerables, como es el caso de las trabajadoras domésticas. Este colectivo, además de verse afectado laboralmente, no recibe ninguna prestación por parte del Estado.
La llegada de la covid-19 ha agravado la situación de estas empleadas y empleados que en muchas ocasiones trabajan sin contrato, lo que ha hecho que cuando han perdido su empleo no tengan derecho a cobrar el paro.
El día 1 de abril, en pleno estado de alarma, el Gobierno anunciaba que va a aprobar un subsidio extraordinario para las empleadas del hogar, bajo el lema: “No vamos a dejar a nadie atrás”.
El día 2 de julio, dos meses después de que se abriese el plazo para poder solicitarlo, se habían recibido 32.000 solicitudes de las cuales solo se habían admitido 67, según los últimos datos del Ministerio de Trabajo.
Desde el 8 de julio los datos no se han actualizado, una situación muy diferente a la del resto de subsidios aprobados, como los ERTE, que tras las quejas recibidas se detallaron las solicitudes recibidas y admitidas.
Las empleadas del hogar han tenido que buscarse la vida para poder sobrevivir durante todo este tiempo, han acudido a sus familiares o círculo más cercano, han tirado de ahorros e incluso algunas han tenido que aceptar trabajos en peores condiciones o como internas, una forma de trabajo que quieren abolir.
Este colectivo fue reconocido como esencial, pero las trabajadoras y trabajadores del mismo consideran que tienen desigualdad de derechos y que hay un menosprecio institucional a su trabajo. Además este colectivo es la actividad económica con el salario más bajo.
Los sindicatos consideran que la exigencia que se pide a los empresarios para trabajar no es la misma que se pide para el servicio del hogar y opinan que estos problemas son debidos a la inacción desde hace años por parte de los gobiernos.
Ana María Corral, responsable del departamento de migraciones de UGT, cree necesario construir un sistema de protección por desempleo con derecho a cotización y paro. Respecto a la opacidad en los datos cree que es un motivo a mayores para pensar que “son trabajadoras, pero no son iguales”.
La aprobación de este subsidio excepcional de desempleo para las empleadas del hogar supuso una alegría para los trabajadores y trabajadoras de este sector. Con el paso de los meses y cuando la mayoría aún no ha cobrado nada esta alegría se ha convertido en frustración y solo esperan que los subsidios lleguen en breve y alivie la situación de sus hogares.