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Ayer conocíamos los datos del paro registrado publicados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) correspondientes al mes de abril. En ellos se muestra un descenso del desempleo en 91.518 personas respecto al mes anterior (-2,81%), situando la cifra total de parados en 3.163.566.
Las datos pueden considerarse como buenos, pero las tendencias de contratación se están configurando en el mercado de trabajo español marcadas por una fuerte temporalidad y precariedad. En abril, sólo un 5,8% de los contratos registrados fueron indefinidos a tiempo completo. Un 90% de los contratos realizados fueron temporales, lo que significa que sólo 10 de cada 100 contratos son indefinidos.
Asimismo, el peso de los contratos a tiempo parcial, temporales e indefinidos, ocupa cada vez mayor parte del mercado de trabajo, con el 34,4%, con consecuencias negativas en términos de calidad del empleo y salarios.
La extensión de la precariedad en el propio desempleo, que se refleja en una baja tasa de cobertura, pasando del 70,6% en 2011 al 59,5% en marzo. El elevado volumen de desempleo estructural, de larga duración, sin derecho a prestaciones, y que limita la vuelta de muchas personas al empleo, es consecuencia de la ausencia histórica de las políticas de empleo adecuadas.
La temporalidad se ha convertido para el empresariado español en una especie de adicción incontrolada y cada vez más problemática. El Informe sobre España 2019 de la Comisión Europea para el actual semestre dice, literalmente: “El uso generalizado de contratos temporales supone un freno para el potencial de crecimiento y la cohesión social en España. Sigue siendo difícil pasar de un contrato temporal a otro indefinido”.
El nuevo Gobierno debe profundizar en la protección de las personas, fortalecer el papel de los servicios públicos de empleo y mejorar la empleabilidad e inserción de las personas en desempleo. Los nefastos resultados de la reforma laboral hacen urgente su derogación, porque si fue injusta en su momento, mantenerla vigente hoy es un despropósito antieconómico, además de un desastre social.
Economía y medio Ambiente
Es necesario impulsar un plan de choque por el empleo con carácter inmediato para establecer medidas vinculadas a la preservación de medio ambiente, como la limpieza de las riberas de los ríos, los bosques y las costas. Noticias como las en Andalucía el medio ambiente ha dejado de tener una consejería propia, asumiendo sus funciones la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, es un mal augurio para el crecimiento del trabajo relacionado con el medio ambiento.
Greenpeace considera especialmente alarmante el uso del concepto de desarrollo sostenible para aludir a los retos medioambientales, algo sobre lo que ya advertía el economista José Manuel Naredo hace 22 años, diciendo que había sido utilizado para “mantener en los países industrializados la fe en el crecimiento, haciendo las veces de burladero para escapar a la problemática ecológica y a las connotaciones éticas que tal crecimiento conlleva”.
Los datos del paro en detalle
En abril desciende el desempleo masculino un 3% (40.189 parados menos) y un 2,68% el femenino (51.329 desempleadas menos). Desde abril de 2018 se han reducido ambas cifras, siendo más significativo el descenso entre los hombres (-7,17% en el caso masculino y -3,72% entre las mujeres). Todo ello muestra la mayor debilidad de la recuperación del empleo femenino y la apertura de la brecha mujeres-hombres entorno al desempleo. Un 59% de las personas en desempleo son mujeres.
En abril continuaban registrados 251.546 jóvenes. El desempleo entre los menores de 25 años se ha reducido un 5,7% mensual (-15.192 parados jóvenes menos en este mes), y en términos anuales se reduce un 5,75% (-15.353 jóvenes).
Por lo que respecta a los trabajadores extranjeros, el número de personas en desempleo cae en el mes un 3,76%, hasta alcanzar la cifra de 387.553 personas. En la variación anual se observa también un descenso del 3,95%.
Por sectores de actividad, el paro registrado en abril baja en la agricultura (-3,47%), en servicios (-3,56%), en la industria (-1,24%) y en el colectivo sin empleo anterior (-0,57%). En la construcción se mantiene (0,01%%). En términos anuales desciende en el conjunto de actividades.
La afiliación media a la Seguridad Social se sitúa en 19.230.362 cotizantes, 186.785 más (un 0,98%) que en marzo, debido al aumento de la afiliación en hostelería (un 6,82%) por la inclusión de la Semana Santa en el mes de abril. En un año el aumento ha sido del 2,95%, con 551.901 afiliados más, destacando el aumento anual de la construcción (un 8,97%, con 72.130 afiliados más).
El número total de contratos registrados en abril crece un 3,24% respecto a marzo, situándose la cifra total en 1.765.185 contratos firmados. Este aumento procede del incremento de la contratación temporal (un 3,93%), con 60.178 contratos más. Pero desciende la contratación indefinida (-2,69%), con 4.841 contratos estables menos. Si lo comparamos con los registrados en el mismo mes del año anterior, el volumen de contratos desciende un 0,42% (7.372 contratos menos), debido a la caída de la contratación indefinida (-7,75%, 14.691 contratos fijos menos). La temporal aumenta en el año un 0,46% (en 7.319 contratos). La proporción de indefinidos sobre el total de contratos se encuentra en el 10%.
Por su parte, el peso de los contratos a tiempo parcial, temporales e indefinidos, ocupa cada vez mayor parte del mercado de trabajo (el 34,4% de los contratos registrados en abril), con consecuencias negativas en términos de calidad del empleo y salarios.
El número de beneficiarios de prestaciones (1.830.772) asciende un 0,3%. La tasa de cobertura se sitúa en el 59,55% en marzo, dejando fuera del sistema de protección por desempleo a 1,3 millones de personas registradas como desempleadas.