Los empresarios españoles esperan que las elecciones del próximo domingo logren la estabilidad del país, que acude a las urnas tras casi cinco años de junta militar y después de más de una década de conflicto político.
Más de 51 millones de tailandeses están llamados a votar en estos comicios en los que el primer ministro y jefe de la junta militar, el general golpista Prayut Chan-ocha, espera revalidar su cargo como candidato del partido promilitar Palang Pracharat.
En contra tiene principalmente a los partidos cercanos al clan Shinawatra, con el Puea Thai al frente, y Anakot Mai (“Nuevo Futuro”), el partido emergente que tiene un gran seguimiento entre los jóvenes.
“La situación actual es de incertidumbre total y esto no suele ser bueno para los mercados, aunque también es cierto que Tailandia se ha acostumbrado a convivir con ella a lo largo de su historia”, explica a Efe un empresario español que prefiere mantener su anonimato.
“Creo que la situación política que vive el país necesita un cambio radical y existen alternativas para ello”, agrega el español residente en Tailandia, que subraya la “incertidumbre” ante la postura de la junta militar si pierde la votación.
Samuel Martínez, gerente de Maetel (Grupo ACS) en el Sudeste Asiático, opina que el resultado electoral no afectará mucho al día a día, aunque sí podría generar un “repunte económico puesto que ahora mismo hay algunos proyectos grandes en pausa y que serán lanzados tras las elecciones”.
José Sánchez, gerente de la compañía española Hormesa en Tailandia, considera que la situación política actual es “inestable”, lo que frena las inversiones extranjeras.
En su opinión, el mejor escenario para la estabilidad a largo plazo tras las elecciones es que gobierne un partido nuevo, mientras que la continuidad del actual Gobierno podría generar inestabilidad a medio plazo.
En la década de 1980 y 1990, Tailandia era conocida como el país “teflón” por el crecimiento económico de hasta dos dígitos, pese a la inestabilidad política de esos años.
Sin embargo, la economía ha soportado peor el conflicto político desde la asonada de 2006 contra el ex primer ministro Thaksin Shinawatra, actualmente en el exilio.
Desde entonces, el país ha sufrido varias manifestaciones violentas contra el Gobierno de turno, así como otro golpe de Estado en 2014 contra Yingluck, la hermana menor de Thaksin.
El endeudamiento y los bajos precios de los productos agrícolas y el caucho afectan a gran parte de la población, al tiempo que Tailandia se convirtió en 2018 en el país más desigual del mundo, según Credit Suisse Global, que señaló que el 1 por ciento de los tailandeses más adinerados controlan el 66,9 por ciento de la riqueza.
El dato positivo es que, con todo, el PIB creció un 4,1 por ciento el año pasado gracias a la inversión privada y el consumo, la expansión más elevada en los últimos seis años.