Tras veinte años de avance contra el trabajo infantil, éste podría crecer de nuevo como consecuencia de la crisis económica provocada por la pandemia de COVID-19, según un informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF.
Según el informe COVID-19 y el trabajo infantil: período de crisis, momento para actuar, los avances logrados contra el trabajo infantil llevan camino de retroceder. Los niños que ya trabajan podrían tener que hacerlo durante más horas, o en peores condiciones o en trabajos más peligrosos para su salud y su seguridad.
Millones de familias en todo el mundo están perdiendo sus fuentes de ingresos debido al cierre de empresas y al confinamiento, lo que podría obligarles a recurrir al empleo infantil. Estudios citados en el informe estiman que un aumento de un punto porcentual en el nivel de pobreza se traduce en un aumento de al menos un 0,7 por ciento del trabajo infantil. También cierran escuelas y disminuyen los servicios sociales, lo que a su vez empuja a más niños al trabajo, en un círculo vicioso.
El cierre temporal de escuelas ha afectado a más de 1.000 millones de alumnos en más de 130 países. En muchas escuelas los niños recibían una comida diaria, que ahora tienen que procurarse de otro modo. Si la familia no tiene ingresos, solo se puede recurrir al trabajo infantil.
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