En el metro de Glasgow, un cartel publicitario de la famosa escultura renacentista ha sido bloqueado por motivos que rozan lo absurdo: la desnudez de la estatua. No, no es una broma. En pleno siglo XXI, la compañía encargada de administrar el espacio publicitario solicitó la modificación del cartel para ocultar la supuesta obscenidad de la obra de Miguel Ángel.
El Grupo DRG, propietario del restaurante Barolo en Glasgow, ha expresado su asombro ante la reacción al anuncio. El cartel original mostraba a la célebre escultura del David devorando una porción de pizza. En lugar de ser visto como un divertido juego de contrastes culturales – la nobleza del arte clásico y la cotidianidad de una pizza-, el anuncio ha sido tachado de inapropiado por la desnudez de la estatua.
La ironía es que este David comedor de pizza fue una maniobra publicitaria de respeto al arte clásico. El Grupo DRG quería utilizar elementos emblemáticos del arte italiano para promocionar su restaurante en la red de transporte público, incluso la Mona Lisa fue mencionada como una posible candidata.
Tras el requerimiento de modificar el anuncio, el Grupo DRG creó una versión nueva del cartel, que ocultaba la zona pélvica de la estatua. Según Nadine Carmichael, jefa de ventas y marketing, se llegó a plantear cubrir la entrepierna del David con una bandera e incluso se hicieron pegatinas, pero el feedback fue que no eran lo suficientemente grandes. ¿Qué clase de absurdo es este? ¿Desde cuándo la desnudez en el arte clásico, especialmente en una pieza de arte renacentista reconocida mundialmente, es inapropiada?
CENSURA VERSUS ARTE CLÁSICO: EL RIDÍCULO ACTO DE ESCONDER EL DAVID
La estatua del David de Miguel Ángel es una de las piezas más famosas del arte renacentista. Terminada entre 1501 y 1504, representa a un David desnudo, figura bíblica que mata al gigante Goliat. La estatua, que mide 5,17 metros de altura, ha sido admirada por su detallado realismo y la belleza de su desnudez durante siglos. Ahora, su desnudez se considera ofensiva para un cartel publicitario.
Lo verdaderamente ofensivo es el acto de censura y el ridículo intento de ocultar la desnudez en el arte clásico. El desnudo en el arte no es pornografía, es una forma de expresión artística que ha existido desde los inicios de la civilización. Negar eso es negar una parte fundamental de nuestra historia y cultura.
Este incidente en Glasgow es un ejemplo perfecto del temor infundado y la censura innecesaria que aún perdura en nuestra sociedad. En lugar de fomentar el diálogo y la comprensión de la historia y el significado del arte, se censura y se oculta.
El arte, en todas sus formas, incluido el desnudo, debe ser apreciado y entendido en su contexto cultural e histórico. La estatua de David de Miguel Ángel, al igual que muchas otras obras de arte que presentan desnudos, se creó en una época y lugar donde este tipo de representación era considerada una forma de belleza y una expresión de la perfección humana.
LA CENSURA NO TIENE CABIDA EN EL ARTE
¿Es esta la sociedad en la que vivimos? ¿Una que se escandaliza por la representación artística del cuerpo humano en su forma más pura y natural, pero que permite y a menudo incluso glorifica la violencia y el materialismo en la publicidad y los medios de comunicación?
Esta ridícula censura también plantea la pregunta de cuán lejos estamos dispuestos a llegar para preservar la sensibilidad de los demás. ¿Deberíamos cubrir todas las estatuas desnudas en los museos? ¿Quizás deberíamos comenzar a poner ropa interior en los desnudos de las pinturas de Rubens o en los dibujos de Leonardo da Vinci?
Parece que en este intento de proteger al público de la “indecente” desnudez de una estatua de hace más de 500 años, se ha olvidado algo crucial: el hecho de que el arte está diseñado para provocar emociones, fomentar la reflexión y desafiar nuestras percepciones.
FINALMENTE, EL DAVID PIZZERO LLEGÓ AL METRO DE GLASGOW
Después de estos absurdos esfuerzos de censura, finalmente se llegó a una solución: mostrar a Miguel Ángel desde la cintura hacia arriba. Y así, el David pizzero logró llegar al metro de Glasgow, aunque sólo a medias. Una victoria agridulce para los amantes del arte y la pizza por igual.
Global, la empresa que gestiona el espacio publicitario, ha sido contactada para que haga comentarios al respecto. Una cosa es segura: la próxima vez que decidan censurar el arte, podrían considerar primero su contexto y su valor histórico y cultural, en lugar de reaccionar de forma exagerada a la más mínima insinuación de desnudez.
Este incidente debería servir como un recordatorio de que la censura no tiene cabida en el arte. El arte está diseñado para ser provocativo, para desafiar las convenciones y para provocar emociones. Si empezamos a censurar el arte basándonos en lo que una minoría considera ofensivo o inapropiado, corremos el riesgo de perdernos el verdadero valor y propósito del arte en nuestra sociedad.