El sistema sanitario es una pieza clave en los estándares de bienestar de los que disfrutamos en nuestro día a día. Todo el mundo sabe que, en caso de sufrir una afección, es imperativo acudir a los mejores centros de su ciudad para encontrar una solución eficiente. Sin embargo, las clínicas y los hospitales no dejan de estar compuestos por un equipo humano y, por ende, el margen de error está siempre sobre la mesa. En caso de que este fallo se produzca por una negligencia médica, es importante tomar cartas en el asunto. Momento en el que los abogados pasan a ser los aliados principales. Veamos cuál es su papel en los casos de ictus, donde los fallos por parte del personal sanitario se pagan muy caros.
Causas de la negligencia médica en ictus
El ictus es una enfermedad cerebrovascular en la que los vasos sanguíneos encargados de llevar sangre al cerebro sufren algún tipo de alteración. Esta alteración puede ser una interrupción del flujo (isquemia) o por la rotura de una vena (hemorragia). Sin embargo, en todos los supuestos, el personal sanitario tiene la imponente responsabilidad de abordar el problema con la máxima rapidez. De lo contrario, podríamos estar hablando de una negligencia medica ictus y las consecuencias para el paciente serían terribles.
El ictus requiere un tratamiento dentro de las primeras 6 horas desde que se producen los síntomas, como máximo 24 horas según el tipo de ictus. Si el médico encargado de abordar la afección no trabaja con estos márgenes de tiempo, las secuelas para el paciente pueden ser vitalicias. Condicionando durante el resto de sus días la calidad de vida de la que disfrutaba.
La falta de especialización de los médicos en los servicios de urgencia, la presión asistencial de ciertos hospitales o la confusión del ictus con otras afecciones clínicas son las principales causas de negligencia médica en este campo. Sea como sea, si has sido víctima de un error por parte del profesional que te debería ayudar, es importante que te pongas en manos de los mejores abogados especializados.
Cómo actuar tras la negligencia médica por ictus
Si el médico no actúa con la rapidez que se exige cuando se padece un ictus, las secuelas pueden resultar realmente graves. La pérdida de autonomía personal, el deterioro cognitivo, los trastornos del lenguaje, la dificultad para tragar, la incontinencia o la depresión son algunos de los síntomas más destacados. Por eso, si has sufrido esta complicación sanitaria, es importante que actúes con diligencia de la mano de los mejores abogados.
Hoy en día existen bufetes especializados precisamente en los casos de negligencias médicas, también aquellas que se producen en los episodios de ictus. Después de acudir a estos bufetes, ellos te explicarán en detalle tus previsiones de éxito en la reclamación judicial y, si son esperanzadoras, se pondrán manos a la obra para actuar desde un prisma legal.
Así pues, ellos serán los encargados de reunir todas las pruebas pertinentes, incluyendo la historia clínica, las declaraciones de testigos y los informes periciales. Con esta información en su poder, forjan una defensa sólida y, si la negociación tras los tribunales no conlleva la indemnización adecuada, darán la cara por ti frente al juez. Un trabajo de enorme calidad que te ayudará a recuperar una parte de tu bienestar perdido.
Pensiones vitalicias, otro servicio legal de suma importancia
No hay dinero en el mundo capaz de pagar las secuelas sufridas por una negligencia médica con un ictus. No obstante, sí se trata de un apoyo financiero clave para afrontar el futuro con más tranquilidad. Momento en el que el servicio de pensiones vitalicias de estos abogados resulta igualmente relevante.
Dadas las secuelas asociadas al ictus, es probable que el desarrollo habitual de tu rutina pase a ser imposible. Si esto sucede, es importante que intervengan los mejores abogados en aras de cumplimentar todas las tramitaciones pertinentes con la Seguridad Social. Una gestión que te permitirá obtener la pensión vitalicia de Incapacidad Permanente Absoluta o una Gran Invalidez según tu caso en particular. Unos pagos de por vida para que, ya que no te puedes reincorporar al mercado laboral, no tengas preocupaciones económicas.