El neofascismo escoge ahora al Ministerio de Igualdad como objetivo de sus ataques

Neofascismo y feminismo. Bastión Frontal es un movimiento neonazi nacido casi a la vez que la crisis del coronavirus, aunque se definen a sí mismos como “socialpatriotas”. Defienden la “acción directa” en las calles, y ya han protagonizado una cacería y protestas contra menores inmigrantes y tratan de extenderse por España.

“Salieron de Hogar Social, el grupo ultra que okupaba casas y protestaba frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz. Como ellos, entregan alimentos solo para españoles”, explica una fuente de la Policía Nacional a El Periódico. “Pero Bastión Frontal es más peligroso”, añade, “no quieren participar en elecciones ni en la democracia. Defienden la acción directa en la calle. No son franquistas, son nazis, racistas, machistas y homófobos”.

Bastión Frontal son un grupo organizado que se financia con el pago obligatorio de cuotas mensuales y vendiendo camisetas. Hacen campañas a favor de la sanidad pública, aunque solo para españoles, y obligan a sus militantes a practicar frecuentemente boxeo o artes marciales.

Saltaron a la luz pública en octubre, cuando organizaron una cacería contra menores migrantes en Madrid. Protagonizaron una marcha hasta uno de los pisos donde viven esos menores en el barrio de Las Musas-Las Rosas (Madrid), de 32.000 habitantes, y gritaban “ni un puto mena en San Blas” y “no nos mires, tírate”.

Acusaron en falso a esos menores no acompañados de violación. Cuatro personas, uno de ellos un joven magrebí, se enfrentaron con dos de los neonazis, a los que propinaron una paliza. Uno de los miembros de Bastión Frontal fue ingresado en el hospital. Al día siguiente, un grupo de unas cien personas, muchos de ellos militantes de Bastión Frontal, acudieron a los pisos donde viven los menores y gritaron consignas e insultos racistas contra ellos. Una concentración no autorizada que la Red de Inmigración y Ayuda al Refugiado ya ha denunciado ante la Fiscalía de Madrid por un posible delito de odio.

La rata negra como símbolo del neofascismo

La ultraderecha europea posee una mascota también subterránea y contracultural: la rata negra. Su origen radica en el “mayo blanco de 1968”: es decir, en la contrarrevolución del neofascismo francés y europeo que generó la revolución de mayo de 1968. Los izquierdistas insultaban a los neofascistas llamándoles “ratas”, por lo aprovechando el tirón, un grupo de extrema derecha de la Facultad de Derecho de Assas (Francia), el Groupe Union-Droite [GUD], dibujó una rata negra haciendo comentarios irónicos sobre la situación en el lugar, tanto favorables como desfavorables al GUD.

Tal y como relata Xavier Casals en su blog, “el humor manifestado por aquella rata negra del GUD atrajo la atención de los estudiantes, incluyendo a algunos de sus enemigos. Por otra parte, los colectivos ultraderechistas empezaron a asumir su identificación con el roedor negro que de ellos hacía la izquierda y el resultado de todo ello fue que la “rata negra” devino la mascota neofascista de Assas”.

“Ésta última pronto ganó una popularidad que trascendió el marco local y se difundió entre la juventud neofascista francesa para cobrar una popularidad notable, especialmente en Francia y Bélgica, por lo que devino un emblema del neofascismo europeo, asociándose a la cruz céltica en numerosos casos”.

Objetivo, el Ministerio de igualdad

La misma rata es usada ahora por Bastión Frontal como propaganda para sus actos ultras, aunque su objetivo ha cambiado desde los menores no acompañados al feminismo.

“Irene Montero impulsa la nueva “Ley Trans”: Transgenerismo, cambiar de sexo sin informe, fin de la patilogización de la disforia de género y tratamientos hormonales a menores”, relatan en un tuit donde se convoca una manifestación contra el Ministerio de igualdad.

De ello se ha hecho eco la propia ministra de Igualdad, Irene Montero, quien señala que “la ultraderecha ha elegido al Ministerio de igualdad como objetivo de sus ataques”. “Odian a las feministas, a las personas lgtbi y especialmente a las personas trans. Ni su violencia, ni su odio ni su intolerancia nos asusta. Aquí estamos. Feministas y antifascistas”, lamenta en un tuit en su cuenta personal.