Expresándose de la manera más vívida en el arte, también existe como una dirección completamente definida en la filosofía. Especialmente importantes para comprender las ideas posmodernistas son las opiniones de Nietzsche sobre el nihilismo, sobre su esencia y posibilidades de superación.
Esto se debe en gran parte al hecho de que existe una idea del posmodernismo como la forma más radical de nihilismo. Se basa en el hecho de que si todos los conceptos ideológicos negativos anteriores, que rechazan algunos valores “superiores”, erigen otros en su lugar, entonces el posmodernismo generalmente rechaza cualquier valor “superior”. De hecho, es más probable que los posmodernistas hablen de un enfoque cualitativamente nuevo de los valores, de una reevaluación del papel de las categorías clave, con las que estamos acostumbrados a percibir y describir la realidad. Y en este asunto poco añaden a lo dicho por Nietzsche, quien vinculó la revisión de actitudes hacia los valores e ideales universales dominantes con la inevitabilidad de pasar por un estado de nihilismo provocado por la confusión antes la pérdida de los soportes básicos que daban sentido a la existencia humana.
Teniendo en cuenta la naturaleza del nihilismo, Nietzsche sostiene que la cultura europea se ha estado moviendo tensamente hacia algún tipo de catástrofe, como una corriente que tiende a su fin. El estado que precede al éxodo, último umbral en el camino del fluir de la historia europea, es el nihilismo y, según se supere o no, se decidirá cuál será el resultado. Para superar este estado destructivo, Nietzsche propone pensar en el valor de los ideales, cuyo colapso se convirtió en la causa del nihilismo. El discurso posmoderno, que se dio a conocer ampliamente en el último tercio del siglo XX, aportó indudable novedad y pluralismo al ámbito de la teorización sobre la cultura.
El factor determinante en el surgimiento del nihilismo, según su pensamiento, es la desilusión con las categorías básicas de la razón: la conciencia de la ausencia de cualquier valor se logró cuando se hizo evidente que ni el concepto de meta, ni el concepto de unidad, ni el concepto de verdad podían explicar la naturaleza del ser. El retiro de estas tres categorías definitorias da como resultado una devaluación completa del mundo, una forma extrema de nihilismo. Tratando de devolverle valor al mundo, Nietzsche hace la pregunta: ¿de dónde se origina nuestra creencia en estas tres categorías, no podemos negarles nuestra confianza?. Como resultado llega a la siguiente conclusión: todos los valores a través de los cuales hemos tratado de comunicar valor al mundo, y luego, en vista de su inaceptabilidad para él, lo devaluamos … son falsamente proyectados por nosotros en la esencia de las cosas. Así, resulta que las categorías más altas, al servicio de las cuales debe consistir la vida de una persona, se elevan por encima de él como una realidad, como un mundo verdadero, como una esperanza para el futuro, no existen en la realidad y pertenecen a un mundo puramente ficticio. En consecuencia, cualquier afirmación de que el fin de la historia vendrá con la pérdida de significado de los valores inquebrantables dominantes de la civilización europea no tiene fundamento.
Los pensadores posmodernos como Deleuze, Foucault, Derrida, Rorty y otros crearon sus teorías asumiendo los postulados de Nietzsche. Las ideas de Zarathustra se procesan creativamente en el mecanismo de crear sus propios enfoques para comprender el fenómeno de la cultura en los escritos de los posmodernistas. Podemos hablar de la naturaleza polifónica de la percepción de la herencia de Nietzsche en el discurso posmoderno.