Cinco de las víctimas de torturas por parte de la Brigada Político Social durante los últimos años de la dictadura interpusieron el pasado jueves en los Juzgados de Plaza de Castilla (Madrid) una querella colectiva, la primera en España, contra el expolicía Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, y otros ocho exagentes por crímenes de lesa humanidad.

Estas víctimas pertenecían a la Liga Comunista Revolucionaria o al Frente Revolucionario Antifascista y Patriota y relatan con todo lujo de detalles las palizas hasta la extenuación, amenazas de muerte y tortura psicológica que sufrieron durante sus detenciones en los últimos compases del franquismo.

El objetivo del movimiento judicial es acabar con el muro de impunidad que intentan derribar desde hace poco más de nueve años para que las víctimas puedan conseguir verdad, justicia y reparación cuatro décadas después de la muerte de Franco.

El 14 de abril de 2010 varias organizaciones humanitarias españolas y argentinas registraron en Buenos Aires una querella por genocidio y crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. En apenas tres años, se acumularon en la causa argentina dos centenares de denuncias de víctimas. En ellas, entre otras cosas, se relataban los tratos vejatorios sufridos por algunos detenidos en la Dirección General de Seguridad.

Pero las trabas fueron muchas. La Audiencia Nacional no dudó en rechazar la extradición a Argentina tanto de Billy el Niño al considerar que los delitos de torturas por los que se les reclamaba en Buenos Aires habrían prescrito. El Ministerio Público, por su parte, rechazó posicionarse al lado de las víctimas y puso todas las trabas posibles para dificultar el trabajo de la jueza Servini, la máxima responsable de este caso en Argentina.

Nueve años después, la causa todavía continúa abierta y se espera que el próximo mes de septiembre declare en Buenos Aires el exministro Rodolfo Martín Villa por los sucesos de Vitoria de 1976, en los que cinco obreros murieron por disparos de la Policía Armada. El proceso está siendo agotador, pero la justicia y la reparación está cada día más cerca.

 

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