Por Joaquín Araujo
Naturalista, escritor, director y presentador de series y documentales
Alimentando a mis alimentos
asumo mi origen como destino.
Imito la pasión hurgadora de las raíces
y el afán acrecentador de la semilla.
Me sumo a la cultura más culta
que es la de las espigas que
sostienen a los cultos y a los incultos.
Escucho el lenguaje del estiercol
y sumo mi sudor al de las nubes.
Cultivo, pues, encuentros con los
brotes de todos los brotes.
La continuidad es mi mayor cosecha
y la serenidad lo que realmente me alimenta.
Cultivo, pues, para ser cultivado.
La tierra ama nuestras pisadas y teme nuestras manos.
Humea el humus, vaharadas calientes salen de la fermentación de la fertilidad futura. Es el humus y humano, acaso la palabra crucial, quiere decir del humus.
¿Cómo es posible que olviden que somos lo que nos ha hecho. Que somos por esa negra tierra de la que brotan los verdes?
Esta civilización decidió no ser terrenal y se despeñó por el abismo de la mezquindad.
Cultivo porque intento ser culto.
El mayor tesoro, las raíces, debe permanecer siempre enterrado para seguir enviando a la superficie flecos de su esplendor.
Comprendamos a las raíces como catapulta de lo emergente.
Cultivo para ver crecerme. Para crecer con lo que crece. Para comprender algo de lo que es la Vida.
El término vivir en chino queda representado por un pictograma que evoca y significa UNA PLANTA CRECIENDO. Sin duda dieron en el centro de la mejor diana, es decir de lo bien comprendido. Hoy sabemos, por los botánicos, que más del 90 % de la vida del planeta es planta. Los otros cuatro reinos de la vida DEPENDEMOS de estos verdes.
Casi todos los años, cuando termino de arar lo que será mi próxima huerta, hago una foto que cuelgo en las redes con estas palabras: hoy he escrito este poema.
El mejor agricultor es la planta que debemos cuidar con el máximo respeto. Por eso no uso productos químicos de tipo alguno, mucho menos aún los herbicidas.
Cultivo para ser autosuficiente, convencido de que así ayudo a que el mundo sea un poco más suficiente para todo el mundo.