María Landi – Palestina en el corazón
Mientras las bombas caen sobre Gaza aniquilando a familias enteras (ya van 14) y tirando abajo edificios de varios pisos, Israel está cometiendo crímenes a lo largo y ancho de toda la Palestina histórica. Tras un mes de provocaciones y ataques en Jerusalén, fue creando el caldo de cultivo para que el pueblo palestino perdiera la paciencia y, a pesar de la fragmentación territorial que el régimen sionista le ha impuesto, dijera BASTA y se rebelaron.
Los manifestantes asesinados en Cisjordania ya superan la decena; en localidades palestinas del ’48 (Israel) hay por lo menos dos muertos. La represión continúa, y también la persecución, el vandalismo, las agresiones y verdaderos pogromos por parte de hordas de colonos judíos armados que están invadiendo viviendas, expulsando gente, destrozando comercios y propiedades. Esto se da no solo en el territorio ocupado de Cisjordania sino también en ciudades “mixtas” (donde en realidad campea el racismo) del ’48 (“Israel”) como Lyd, Haifa, Jaffa, y por supuesto Jerusalén, donde la población en general y sobre todo lxs habitantes de Sheikh Jarrah continúan siendo agredidas y arrestadas por colonos y policía militar.
En medio de este escenario donde las malas noticias inundan todos los feeds, también se multiplican entrevistas, conversatorios y actos virtuales así como presenciales y multitudinarios alrededor del mundo (incluyendo los campos de refugiados en los países vecinos y todas las comunidades palestinas de la diáspora); porque la simpatía, indignación y solidaridad de los pueblos con la causa palestina es inversamente proporcional a la cobardía y complicidad de los gobiernos con Israel.
Es difícil conservar la calma y la lucidez cuando el corazón está destrozado, la furia y la impotencia me dominan. Esta nueva masacre es resultado de la impunidad de que ha gozado hasta ahora el Estado de Israel, sin haber recibido ninguna sanción por parte de la comunidad internacional. El niño mimado y consentido durante siete décadas se ha convertido en un monstruo. Este último ataque es un nuevo intento del criminal Netanyahu de resolver sus problemas internos y lograr permanecer en el poder por un período más; como tiene las cosas complicadas (tras cuatro elecciones en dos años no logró conseguir la mayoría para formar gobierno, y enfrenta juicios por corrupción que pueden llevarlo a la cárcel), sabe que atacar Gaza siempre es redituable. Las niñas y niños, las familias de Gaza, están pagando con sus vidas el precio de ese mezquino cálculo político. Porque las vidas palestinas no importan para Israel.
Además, hoy se conmemoran 73 años del comienzo de la limpieza étnica (Nakba) de Palestina y la implantación del Estado de Israel sobre las ruinas de 500 localidades palestinas, cuyos habitantes fueron asesinadxs o expulsadxs y convertidxs en refugiadxs a quienes hasta hoy Israel no les permite regresar a su patria (ni tampoco a sus descendientes). Pero como tuiteó hoy la académica palestina Yara Hawari desde Ramala: “No estamos conmemorando la Nakba de 1948. La estamos viviendo. Los pogromos, los linchamientos, la quema de nuestras casas, los bombardeos se han reiterado a lo largo de cada generación. Y también nuestra resistencia.”
Algunas lecturas:
Israel asesina a ocho niños palestinos de una misma familia en un bombardeo a varios hogares
Israel se niega a parar la matanza en Gaza hasta cumplir sus objetivos
Declaración de IJAN-Argentina (judíxs antisionistas)
Ofensiva militar, supremacismo, y un Netanyahu que siempre resurge, por Joan Cabasés Vega
Sheikh Jarrah es crítico y central. Está en peligro la identidad palestina de Jerusalén, por Muna Dajani
Zionism’s end game has begun, por Philip Weiss
Israel, the big lie, por Chris Hedges
32 Palestinian children killed in Gaza Strip in last four days, por Defensa de los Niños Internacional-Palestina
Sheikh Jarrah highlights the violent brazenness of Israel’s colonialist project, por Mariam Barghouti y Noura Erakat
This time is different, por Ahmed Abu Artema
‘You are completely helpless in the face of your child’s terror’, por We beyond the fence
Settlement push in East Jerusalem neighborhood shows Israeli Apartheid, por Dalia Hatuqa
Against the horrors, Palestinians are still rising, por Ahmad Iraqi
María Landi – Palestina en el corazón
Twitter de la autora: @Handala2020,
María Landi, ¿quién le paga? Su afán de enmerdar, en la medida de sus cortas luces claro, todo lo israelí y todo lo judío no es más que el reconocimiento de que los dineros que le depositan en el platillo son dineros non meruimus.
A usted no merece la pena responderle, pero a los de Contrainformación les reitero mis palabras: El mal llamado éxodo palestino tuvo lugar como consecuencia de las reiteradas demandas por parte de los líderes árabes, dirigidas a la población árabe en Palestina, a que abandonaran el territorio para no sufrir las consecuencias de la guerra que los países árabes iban a infringir a Israel. En este sentido, los árabes palestinos abandonaron Israel huyendo de estas futuras consecuencias.
Los líderes árabes, dentro y fuera del entonces Mandato Palestino, pidieron u ordenaron a los árabes palestinos que se marcharan de los territorios controlados por Israel para posteriormente invadirlo el 15 de mayo de 1948 y allanar el camino para «Echar a los mjudíos al mar». Los líderes árabes montaron una campaña sosteniendo que los judíos realizaban expulsiones sistemáticas desde los primeros días de la guerra.
Son clamorosas las llamadas de líderes árabes hacia los árabes palestinos incitándoles a que abandonaran Palestina a través del Comité Árabe Súpremo, máxima autoridad palestina del momento. El 8 de marzo de 1948 éste ordenó a las mujeres, niños y ancianos de varias partes de Jerusalén que abandonasen sus casas. Otro ejemplo son las declaraciones recogidas en el periódico jordano Filastín del 19 de enero de 1949, respectivamente:
(…) Cualquier oposición a esta orden (…) es un obstáculo a la guerra santa (…) y obstaculizará las operaciones de los combatientes en esos distritos.
(…) aplastaremos al país con nuestros cañones y barreremos todos los sitios en que los judíos busquen refugio. Los árabes deben llevar a sus mujeres y sus hijos a áreas seguras hasta que el combate haya terminado
Otros líderes árabes han argumentado a posteriori que una de las causas del éxodo fueron las declaraciones de estos. El secretario de la Oficina de la Liga Árabe en Londres, Edward Atiyah, escribió en su libro, The Arabs que el éxodo se debió en parte a la creencia de los árabes, alentada por la jactanciosa y poco realista prensa árabe y las irresponsables declaraciones de algunos líderes árabes, de que podía ser solo un asunto de semanas antes de que los judíos fueran derrotados por los ejércitos de los estados árabes y los árabes palestinos pudieran reingresar y retomar posesión de «su país».
En sus memorias, Haled Al Azm, el primer ministro sirio durante 1948-49, también reconoció el papel de los árabes en persuadir a los refugiados a irse indicando que «desde 1948 se ha exigido el regreso de los refugiados a sus hogares. Pero nosotros mismos fuimos los primeros en alentarlos a irse. Sólo unos pocos meses mediaron entre nuestra llamada a que se fueran y nuestra petición a las Naciones Unidas de que resolviera su regreso.53 El rey Abdula de Jordania, en sus memorias, culpaba a los líderes palestinos del problema de los refugiados, estableciendo que la tragedia de los refugiados palestinos fue que la mayoría de sus líderes les paralizaron en el exterior con falsas e infundadas promesas de que no estaban solos.
The Economist, decía el 2 de octubre de 1948 que:
De los 62.000 árabes que antes vivían en Haifa no quedan más de 5.000 o 6.000. Varios factores influyeron en su decisión de buscar seguridad en la fuga. Muy poca duda cabe de que los factores más poderosos fueron los anuncios que hizo por radio el Supremo Ejecutivo Árabe, instando a los árabes a irse (…) Se insinuaba claramente que los árabes que permanecieran en Haifa y aceptaran la protección de los judíos serían considerados como traidores.
Por parte de los líderes judíos, una clara voluntad de convivencia pacífica de ambas comunidades. La Asamblea de Judíos de Palestina hizo un llamamiento el 2 de octubre de 1947 indicando que harían todo lo que estuviera en su poder para mantener la paz, y establecer una beneficiosa cooperación para judíos y árabes, incitando a las naciones árabes a unir sus fuerzas con los judíos y el futuro Estado judío y trabajar hombro con hombro por el bien común, por la paz y el progreso de iguales soberanías.
La proclamación de la Independencia de Israel, el 14 de mayo de 1948, también invitaba a los palestinos a permanecer en sus hogares y a convertirse en ciudadanos iguales en el nuevo Estado:
«En medio de una inexcusable agresión, llamamos no obstante a los habitantes árabes del Estado de Israel a preservar los medios de paz y desempeñar su papel en el desarrollo del estado, sobre las bases de plena e igual ciudadanía y debida representación en todos sus cuerpos e instituciones… Extendemos nuestra mano en paz y buena vecindad a todos los estados vecinos y a sus pueblos, y les invitamos a cooperar con la nación judía independiente por el bien común de todos».
El éxodo palestino fue la consecuencia del rechazo por parte árabe de la partición. En este sentido hay que señalar que los primeros en irse fueron aproximadamente 30.000 árabes ricos que previeron la inminencia de una guerra y huyeron hacia los países árabes vecinos para esperar su fin. Los árabes de menos recursos de las ciudades mixtas de Palestina se mudaron a pueblos totalmente árabes para quedarse con parientes y amigos.
El 23 de abril de 1948, la Haganá tomó Haifa. Un informe de la policía británica de Haifa, fechado el 26 de abril, explicaba que «los judíos hicieron todo esfuerzo posible para persuadir a la población árabe de que se quedara y siguiera llevando su vida normal, de que abriera sus tiendas y negocios y de que sus vidas e intereses estarían a salvo».
La invasión árabe, así como la rápida victoria judía, provocó el miedo y posterior éxodo. Así pues, según el conflicto se extendía a áreas que previamente habían estado tranquilas, los árabes comenzaron a ver la posibilidad de la derrota. Cuando la posibilidad se convirtió en realidad, la fuga de los árabes aumentó, más de 300.000 salieron después del 15 de mayo, quedándose aproximadamente 160.000 árabes en el Estado de Israel.
Tenían creído que cuando los ejércitos árabes atacasen «lanzarían a los judíos al mar». Esta frase significaba lisa y llanamente que los soldados árabes tenían orden de arrasar vidas y haciendas, de borrar todo vestigio del Estado de Israel, para lo cual no debería haber población civil árabe de por medio.