Tras 10 años de lucha para salvar y gestionar de forma sostenible las poblaciones amenazadas de atún rojo, el comité científico de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) sugiere un aumento en la captura total permitida de hasta 36.000 toneladas para 2020, esto significa el doble que en 2015. Los mismos científicos también están advirtiendo de que este nivel de captura podría disminuir la población de atún rojo en los próximos años.

La Unión Europea propone interrumpir el plan de recuperación, adoptado en 2007 y que se supone finalizará en 2022, para realizar cambios en las medidas técnicas de gestión. Al mismo tiempo, algunos operadores europeos proponen reintroducir el uso de aviones con el fin de detectar bancos de atún rojo para ampliar la temporada de pesca. Sin embargo, esta práctica está prohibida desde 2007 porque favorece el desarrollo de pesquerías ilegales e incontroladas.

Las asociaciones de protección de animales recomiendan una cuota de 28.000 toneladas para 2020 con el objetivo de permitir que la población continúe creciendo y exige que se continúe con el plan de recuperación hasta que los científicos declaren recuperada la población. Piden también que las naciones asignen cuotas más altas a la pesca en pequeña escala, que ha estado casi excluida del acceso al recurso durante los últimos diez años, siempre que se garanticen los estándares actuales de seguimiento y control.

 

El atún rojo

El atún rojo del Atlántico es un gran depredador que se encuentra en el Atlántico occidental y oriental y en el mar Mediterráneo. La mayoría de las capturas se extraen del Mediterráneo, y esta es la pesquería de atún rojo más importante del mundo en términos de cantidad de capturas y calidad de los peces.

La pesquería milenaria de atún rojo en el Mediterráneo entró en una fase de rápido e intenso deterioro en la última década del siglo XX cuando la nueva práctica de cultivar túnidos silvestres se multiplicó sin control para alimentar principalmente al mercado japonés de sushi. Esto generó una espiral de sobrepesca perversa, con enormes niveles de pesca ilegal.

Desde 2001 se ha realizado una campaña internacional para evitar el colapso de la población de atún rojo y garantizar una actividad pesquera racional y sostenible en el Mediterráneo.

ICCAT adoptó un plan de recuperación para la especie en 2007. Establece reglas sobre varias medidas de gestión, entre las cuales se incluyen las capturas permitidas, duración de la temporada de pesca, tamaño mínimo, gestión de la captura accidental y la pesca recreativa. También define medidas relacionadas con la vigilancia y el control, la notificación de operaciones de captura, jaulas y transferencias.

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