Javier Quevedo
Profesor, disidente y escritor. Miembro de Red Equo Joven

El problema del plástico sigue creciendo y se hace cada vez más patente. Nuevas herramientas nos permiten trazar su recorrido y nos han mostrado una realidad mucho más peligrosa y global de lo que pensábamos; una realidad que afecta sobre todo a nuestros océanos y que ya no podemos negar. Es normal desde nuestro punto de vista sentirse preocupado por ello o frustrado por no saber qué hacer, y precisamente lo que busca este artículo es ofrecer acciones específicas para que todas las personas, en especial las que viven en entornos urbanos, puedan contribuir a atajar el problema del plástico.

1. Pajitas
Seguro que has ido a un bar y te han puesto una copa…con una pajita. Ese pedacito de plástico es uno de los más contaminantes que existen por su uso excesivo e inútil. Un modo muy fácil de evitar el exceso de contaminación de plásticos es pedir “una copa, pero sin pajita, por favor”. Puede que la primera vez suene raro, pero una vez te acostumbres, estarás estableciendo un modo de consumo más responsable y estarás ayudando a contaminar menos el planeta.

2. On-the-go
Es muy normal, en el frenesí de nuestro tiempo, ir corriendo a los sitios y no dedicar tiempo a prepararnos el café por la mañana o la comida del mediodía. Eso suele provocar que compremos un café “para llevar” en cualquier local o que utilicemos las cápsulas de un solo uso, que son muy contaminantes. También nos compramos una ensalada o bocadillo para comer rápidamente en la oficina porque “no tenemos tiempo para cocinar”. Este acto puede parecer muy inocente, pero si pensamos en la cantidad de plástico que podemos ahorrarle al planeta si dejamos de consumir estos productos de manera habitual, estoy seguro de que no dependeríamos tanto de ellos. Solo hay que dedicarle un poco más de tiempo a cocinar y utilizar fiambreras de cristal, o tomar el café en una taza tradicional en el trabajo para poder reutilizarla de manera infinita. De otro modo, lo que es infinito es la presencia del plástico en el mar.

Además de ello, y ya si de verdad queremos tomarnos el asunto de plástico en serio, podemos llevar nuestros propios cubiertos a los sitios para que, en caso de que nos quieran hacer utilizar unos de plástico, nosotros tengamos la opción de decir “no” y dar al juego de cubiertos más de un uso. En el fondo no ocupan tanto en el bolsillo de una mochila o bolso, ¿no?

3. Botellas de agua
Las dispensan en todas las máquinas expendedoras, suelen acompañar a todos los ponentes de charlas, conferencias o talleres, se reparten en las carreras solidarias, parecen indispensables para los viajes de larga duración. Y una vez que son utilizadas…las tiramos.
Como solemos tirarlas al contenedor amarillo para su reciclaje pensamos que no estamos haciendo daño al planeta. Pero no hay nada más lejos de la realidad: en realidad, la mayoría de las botellas que se tiran no acaban en los contenedores de reciclaje. Además, el reciclaje no es perfecto, por lo que mucho material se pierde en el camino y acaba, como todo, en nuestros océanos. ¿Por qué no probamos a llevar una botella reutilizable de un material más sostenible? Así la podremos rellenar y utilizar todas las ocasiones que queramos.

La tarea que hay que hacer con el agua envasada es enorme, y es verdad que la mayoría del agua que se vende está envasada en plástico, lo que dificulta reducir su consumo en zonas donde el agua no es potable. Pero también es verdad que esas zonas son minoritarias, y que también se vende agua envasada en vidrio. ¿Por qué no bebemos el agua del grifo, que es gratis, y compramos el agua envasada en vidrio, y así contribuimos a que las empresas productoras vean que no queremos más plástico? Se lo debemos a todos los animales que, confundidos por el brillo de las botellas, acaban engullendo su plástico y muriendo.

4. La bolsa del súper
Aunque ahora hay que pagarlas, muchos seguimos usando esas innecesarias bolsas de plástico para llevar la compra del súper o de otro tipo de negocios. Esas bolsas que se deshacen en millones de partículas que acaban en los mares y que las respiran y se las comen los peces sin querer.

Lo peor es que nosotros mismos nos hemos creído que estas bolsas son menos nocivas de lo que en realidad lo son porque las “reutilizamos” para la basura. Estas bolsas no deben ser utilizadas para tirar la basura, ya que son extremadamente contaminantes y no se reciclan porque su reciclaje es excesivamente caro en comparación con su coste de producción. Lo que hay que hacer es dejar de utilizarlas y sustituirlas por bolsas de tela que podemos llevar y que ocupan poco espacio. Y si os encontráis en el supermercado y no tenéis bolsa para guardar todo lo que lleváis, también podéis pedir al personal las cajas o cestas de cartón en las que transportan la comida antes de colocarla en los estantes, y que acumulan a montones. Podéis usarlas para poner en ellas la compra, llevarla a casa, y luego reciclar el cartón. Os aseguro que yo lo he hecho varias veces y nunca se han indignado con la petición ni me la han rechazado: es solo cuestión de hacerlo una vez y a partir de ahí se hará muy fácil.

5. ¿Fruta o verdura? ¡Siempre de temporada!
Si sois de esas personas sanas que coméis mucha fruta y verdura, o incluso si sois de los que solo come lo justo para acompañar los filetes, acordaos siempre de comprar productos de temporada. Y os preguntaréis: ¿qué tiene esto que ver con el plástico? Bueno, no sé si es el secreto mejor guardado, pero todos los productos de fuera de temporada se cultivan en invernaderos, y los invernaderos son estructuras que se cubren de plásticos enormes. Una vez utilizados, estos plásticos se tiran al mar y, como me dicen los ecologistas más acérrimos, “se lo comen las ballenas y se mueren”. Y no es que se lo inventen, es que es verdad. Así que, si evitamos consumir productos de fuera de temporada, evitamos que haya invernaderos. Y si no hay invernaderos, reducimos enormemente el uso de plásticos.
También podemos ser más críticos con el packaging de estos productos: cuando vamos al supermercado y nos envuelven aguacates, o lechuga, o limones en plástico debemos preguntarnos: ¿es realmente necesario? ¿Qué impacto tiene en el medio ambiente que todos los productos se envuelvan en plástico? Lo mismo con el uso obligatorio de guantes de plástico para coger los productos: ¿de verdad, después de tantos años sin utilizarlos, es necesario que hoy día tengamos que coger la fruta fresca con guantes de plástico? Rebélate contra ello, no hay otra forma de transformar esta tendencia plástico-suicida.

6. Invertir en empresas verdes
Quizá todo lo que he mencionado te resulta complicado, o simplemente no te apetece hacerlo. Entonces, como dicen los angloparlantes, “pon el dinero donde pones la boca”: es decir, que si hablas de medio ambiente y de reducir el plástico, invierte tu dinero en ello. Hoy en día existen un montón de plataformas de crowdfunding (dar dinero) o crowdlending (prestar dinero) en las que puedes poner tu dinero para que empresas o ideas que quieren acabar con el plástico consigan su propósito. Con tu dinero puedes conseguir que los platos de un solo uso se hagan de almidón de maíz, o que se desarrollen máquinas que filtren el microplástico de los océanos… Vamos, cosas que molan un montón. Así que, si no quieres invertir tu tiempo o tu esfuerzo, al menos invierte tu dinero.

7. Speak up!
No te avergüences de querer reducir el consumo de plástico: comenta con tus conocidos lo que haces, aconseja a otros con los trucos que te hayan servido, escucha y comparte todo lo que te resulte interesante en este sentido. ¡Información es poder!

Estas son solo unas de las muchas cosas que puedes hacer para dejar k.o. al plástico, y que pueden servirte para comenzar a empoderarte con respecto a un problema que a veces parece sobrepasarnos. Y son acciones que tenemos que hacer todos porque el océano no necesita que se le envuelva en film transparente, ¡necesita respirar!

2 Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo. Aunque el apartado en el que se habla de no consumir productos que no sean de temporada no es totalmente acertado. La función de los invernaderos sobretodo en la llamada “despensa de Europa” provincia de Almería, es satisfacer la demanda necesaria de alimentos (hortalizas en este caso) a la creciente población. Son alimentos de temporada que si no fuera por los plásticos, no sería posible producir esa cantidad. Otra cosa es como los gobiernos y las empresas gestionan la eliminación o reciclaje de ese plástico.

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