La aprobación del cobro de peajes dentro de Nueva York, específicamente para acceder a la parte baja del distrito de Manhattan, ha generado el rechazo de algunos sectores debido al alto costo de vida en esa ciudad.
La iniciativa, que fue aprobada como parte del nuevo presupuesto y que establece la tasa para entrar a la parte sur de Manhattan, había enfrentado a la oposición en el Parlamento estatal cuando fue propuesta por primera vez por el entonces alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, y murió al no ser votada en 2008.
La propuesta resurgió bajo la Administración del actual gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, como una alternativa para aliviar la congestión de tránsito en una zona siempre abarrotada por autobuses, camiones, taxis, coches de residentes o visitantes, o trabajos de construcción, con el objetivo esta vez de inyectar dinero al maltrecho metro de la ciudad.
Cuomo se anotó una gran victoria al lograr el apoyo para esta controvertida propuesta, luego de haber sido criticado, sobre todo durante la pasada campaña electoral, por la manera en que ha atendido los problemas con el metro de la ciudad, administrado por la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA), que él controla.
La medida, que una vez se ponga en marcha en 2021 inyectará más de mil millones de dólares al sistema de transporte público -el 80 % para el metro- encontró apoyo entre grupos como la organización Riders Alliance, que defienden los intereses de los usuarios del metro, pero también el rechazo de neoyorquinos al tener que añadir un gasto más a su ya limitado presupuesto para acceder de la calle 60 para abajo.
Una encuesta del Instituto de Investigación de la Universidad Sienna, en Nueva York, el pasado enero reveló un aumento de apoyo a un 52 % a la propuesta en cada sector, liberales o moderados, latinos, negros o blancos.
Sin embargo hay voces como una coalición cívica del distrito de Queens que argumentó que las comunidades de clase media no pueden permitirse este cobro, que asegura tendrá un impacto negativo en la clase trabajadora.
También afectará a taxistas según ha advertido la Asociación de Conductores de Autos de Alquiler y Taxistas (FHV), que considera que será una carga financiera importante para pequeñas empresas que dependen de los puentes gratuitos para mantener los costos bajos.
Igualmente hay quienes alegan que la entrega de servicios a domicilio será más costosa.
“Esto es un impuesto contra la gente que simplemente tiene el descaro de viajar por su propia ciudad”, dijo durante la votación el senador republicano Andrew Lanza al oponerse a la medida.
Un comité que conformó Cuomo el año pasado sugirió que el coste sea 11,52 dólares por auto y 25,34 dólares para los camiones.
Sin embargo, esta acción de Nueva York servirá como una prueba para otras ciudades en EE.UU. que exploran esta posibilidad pero que aún están muy lejos de lograrlo, apuntaba este lunes The Wall Street Journal.
“La experiencia de Nueva York será un importante precedente para las conversaciones que están ocurriendo en otras ciudades”, dijo al periódico Corinne Kishner, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Empleados de Transporte.
Aseguró que se está creando una oportunidad a través del país para el precio de congestión y destacó que otros estados y ciudades, en concreto San Francisco y Los Ángeles, en California, están evaluando opciones para un sistema similar.
De acuerdo con el periódico, algunas ciudades como Filadelfia han tratado de hacer frente a la congestión con masivas multas de estacionamiento mientras que estados como Florida, Texas y Virginia han establecido peajes en autopistas en horas pico, pero nadie está tan cerca como Nueva York de ponerlo en marcha.
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