Ivan Olmedo

Como es evidente, el título del artículo es meramente sarcástico. No pretendo banalizar ningún partido político, sea cual sea su ideario político, ni tampoco intentaré aquí exteriorizar mi frustración con el actual panorama político de Cataluña.

Nadie negará que desde mayo de 2015 a la actualidad han sucedido numerosos acontecimientos que han supuesto un cambio inesperado tanto en el sistema político español como en el catalán: La no mayoría de JxSí del 27S, la ruptura del bipartidismo  a finales de 2015, el sabor amargo de las segundas elecciones de julio de 2016, el golpe de timón de la cúpula del PSOE y su sucesivo fracaso, los hechos de octubre, la DUI, la aplicación del artículo 155, las elecciones al Parlamento de Cataluña el 21-D, los innumerables casos de corrupción que han salido a la luz del Partido Popular, la moción de censura con éxito de este mismo año, etc. Aunque me haya dejado otros importantes sucesos, a la hora de analizar es fundamental tener una visión sistemática con el fin de poder aproximarse mínimamente al futuro. Desde esta perspectiva, hemos de entender qué papel ha jugado Ciudadanos en todo esto.

Desde su irrupción en 2015, el partido naranja, mediante una lógica empresarial de pérdida-ganancia, ha sabido adaptarse medianamente bien a los diferentes acontecimientos políticos. Por ejemplo, Ciudadanos ha podido pactar en una legislatura con el Partido Socialista, pero en otra ha podido acordar investir a Mariano Rajoy como presidente y darle apoyo incondicional a sus presupuestos. ¿Esto le hace perder credibilidad? En un principio no dudaríamos de que sí, pero desde un razonamiento económico-electoral les era más rentable la estabilización de la situación institucional y, por consiguiente, la posibilidad de revertir la decepción de buena parte de su electorado en un futuro, en otras palabras, ganar tiempo y poderse recuperar electoralmente. Esto, de hecho, fue así. Los naranjas, pese a mantener al Partido Popular en el gobierno, llegaron a ser en las encuestas la primera fuerza con mayor intención de voto. El considerable desgaste del Partido Popular debido a sus innumerables casos de corrupción y la situación convulsa en Cataluña fueron los principales factores del auge de Ciudadanos. Además, a esto hemos de sumarle el proceso de lepenización que ha presentado el partido de Albert Rivera en el tema nacional, el cual responde a la misma metodología electoralista—esto no nos ha de sorprender por su historial, ya que, por ejemplo, en las elecciones europeas de 2009 se presentaron junto a Libertas, un partido de extrema derecha.

Ciudadanos es el ejemplo paradigmático de partido catch-all, es decir, de organización que pretende abarcar todo el espectro político y con una flexible y poco marcada posición ideológica. Cuando el eje nacional se ha visto reforzado debido a la coyuntura política en Cataluña, el partido naranja no ha dudado en ningún momento a posicionarse a favor de la centralización y a santificar la Constitución Española. Si electoralmente les aporta mayor beneficio el emplear un discurso reaccionario y de extrema derecha, lamentablemente lo harán. Cuando el debate versa sobre qué grande es la bandera que estoy izando llegamos a ver discursos tan preocupantes como el de “yo no veo trabajadores o empresarios, solo veo españoles” de Rivera.

He aquí el quid de la cuestión: Cuando el rival determina el tablero de juego, su posibilidad de ganar crece exponencialmente. Es por esta razón que si en las próximas elecciones de 2019 el eje que va a predominar es el nacional, no tengo ninguna duda de que Ciudadanos se asentará en muchos más municipios de Cataluña que en los comicios de mayo de 2015. He de decir que estos tiempos son realmente confusos. Si bien ha disminuido la tensión entre el gobierno de Sánchez y la Generalitat, los giros hacia la extrema derecha del PP a partir de la elección de Pablo Casado como presidente del partido y el intento de reinventar el PDECat con Crida Nacional me hacen pensar lo contrario. Sin embargo, a pesar de que quede menos de un año para las elecciones municipales, aún puede pasar de todo. Está claro que Ciudadanos crece más cuanto más leña echa al fuego y la madera, desafortunadamente, no solo la lanza el partido naranja.. 

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