Sócrates fue un filósofo griego considerado como uno de los más grandes representantes de la filosofía universal. Fue maestro de Platón, quien a su vez tuvo a Aristóteles como discípulo, estos tres filósofos son los representantes más importantes de la filosofía de la Antigua Grecia.
Sócrates nació el año 470 a. C. en Atenas. Según Plutarco, cuando Sócrates nació, su padre recibió del oráculo el consejo de “dejar crecer a su hijo a su aire, sin oponerse a su voluntad ni reprimirle sus impulsos”.
Hijo de Sofronisco, un cantero y de Fenáreta, una comadrona, en sus primeros años Sócrates fue educado en literatura, música y gimnasia y posteriormente comenzó a aprender dialéctica, el arte de la conversación y la discusión, y retórica, el uso del lenguaje y la construcción del discurso, de los sofistas.
Aprendió el oficio de su padre y trabajó una temporada como cantero. Realizó un conjunto de estatuas de las tres Gracias, que estuvieron en la entrada de la Acrópolis hasta el siglo II a. C. Tras ello, sirvió como hoplita en la guerra del Peloponeso contra Esparta.
Se casó con Xantipa, que era de familia noble. Platón muestra, al narrar la muerte de Sócrates en el Fedón tras su famoso juicio, una relación normal buena entre el matrimonio.
Fue obediente con las leyes de Atenas, pero no le atraía la política. Desde joven llamó la atención de los que lo rodeaban por su facilidad de palabra y la agudeza de sus razonamientos. Argumentaba a través de una fina ironía con la que salpicaba sus tertulias con los ciudadanos jóvenes aristocráticos de Atenas. Sócrates creía que podría servir mejor a su país dedicándose a la filosofía. Acertó.
Sócrates era una figura conocida en Atenas antes de ser enjuiciado. De hecho, la comedia de Aristófanes Las nubes, presentada en 420 a. C., tenía a Sócrates como uno de los personajes principales, mostrándolo como un estafador pomposo y rimbombante. Sócrates jamás escribió una línea, pero su discípulo Platón elaboró muchos «diálogos socráticos», con su maestro como personaje central.
Muchas de las personas más influyentes de la época se resintieron por el examen cruzado de Sócrates, ya que con sus preguntas refutaba las reputaciones de sabios y virtuosos. La molestia de la mayoría de la gente consideraba el elenchos le ganó a Sócrates el epíteto de «crítico de Atenas».
El método socrático era imitado con frecuencia por los jóvenes atenienses, trastornando en gran medida el orden social y los valores morales ya establecidos. Incluso, pese a que el mismo Sócrates luchó por Atenas y abogó a favor de la obediencia a las leyes, criticó la democracia, especialmente la práctica ateniense de elecciones de grupo. Esta crítica aumentó la suspicacia de los demócratas, en especial cuando sus allegados eran descubiertos como enemigos de la democracia.
Sumado a todo esto, Sócrates mantenía una visión particular en cuanto a la religión. Realizó varias referencias a su espíritu personal, o daimon, aunque afirmó explícitamente que nunca se le había impuesto, sino que le advertía sobre varios acontecimientos posibles. Muchos de sus contemporáneos sospechaban del daimon de Sócrates, considerándolo un rechazo a la religión del Estado. En general, se ve al daimon de Sócrates como algo similar a la intuición. Además, Sócrates decía que vivir las virtudes era más importante que el culto dado a los dioses.
Una de las características de la justicia ateniense era que siempre debía ser rogada. Si un hecho, por grave que fuera, no era denunciado, no se juzgaba. No se impartía de oficio si no había una denuncia por parte del perjudicado o de su representante. Se admitía que si el daño objeto de la denuncia no afectaba a la esfera privada (díckai) sino al interés general (grafaí) se pudiera interponer por cualquier ciudadano que lo deseara (ho boulomenos) al considerarse que afectaba a todos.
Tres hombres presentaron cargos contra Sócrates: Ánito, hijo de un ateniense prominente, Antemión; Meleto, poeta, es el que presenta la denuncia ante el arconte; y Licón, del cual poco se sabe; de acuerdo con Sócrates platónico, era representante de los oradores.
Luego de haber decidido que existía un caso ante el cual debía darse una respuesta, el arconte indicó a Sócrates que se presentara frente a un jurado de ciudadanos atenienses, para contestar a los cargos de corrupción de los jóvenes atenienses y asebeia (impiedad).
Los jueces fueron seleccionados por lotería de entre un grupo de ciudadanos voluntarios varones (la ciudadanía no incluía a mujeres) pertenecientes a cada clase social. A diferencia de cualquier juicio llevado a cabo en muchas sociedades modernas, la mayoría de los veredictos eran regla más que excepción.
Es constado que Sócrates niega defenderse de forma efectiva. No acepta la ayuda de Lisias y se defiende a sí mismo sin clara voluntad de convencer al Jurado, en un tono que Jenofonte denomina “megalegoría”, es decir, grandilocuente, no ajustado a las circunstancias pero conscientemente. Es posible que Sócrates, ante la falsedad de las acusaciones, considerara que el defenderse de las mismas fuera una forma de aceptar su veracidad.
Sócrates se enfrentó a un jurado compuesto por 501 ciudadanos y después de que él y su acusador hubieran presentado sus disertaciones, el jurado votó a favor de condenarlo por 280 contra 221.
Sócrates y el fiscal sugirieron varias sentencias alternativas. Tras expresar su sorpresa ante lo poco que fue necesario para declararlo culpable, Sócrates propuso en forma de broma una sentencia compuesta por comidas gratuitas en el Pritaneo (un honor que era reservado a los benefactores de la ciudad y los ganadores de los Juegos Olímpicos), luego se ofreció a pagar una multa de 100 dracmas o “1 mina de plata”, lo cual equivalía a una quinta parte de sus posesiones y era prueba irrefutable de su pobreza. Por último, acordó pagar la suma de 3000 dracmas o “30 minas de plata” (la idea le había sido propuesta por Platón, Critón, Critóbulo y Apolodoro, quienes también le garantizaban su pago). Su acusador propuso la pena de muerte.
Los seguidores de Sócrates le recomendaron huir, lo cual era esperado (e incluso habría sido aceptado) por la ciudadanía; pero él se negó por principios. Por coherencia con su propia filosofía de obediencia hacia las leyes, llevó a cabo su propia ejecución bebiendo la cicuta con la cual lo habían provisto. Así, se convirtió en uno de los primeros de los escasos «mártires» intelectuales. Sócrates murió a la edad de 70 años.
“¿Qué es eso? ¿Es ahora cuando os ponéis a llorar? ¿Acaso no sabéis que desde que nací estaba condenado a muerte por la naturaleza?” (…) Apolodoro, amigo apasionado de Sócrates, dijo: “Pero es que yo, Sócrates, lo que peor llevo es ver que mueres injustamente”. Sócrates le respondió acariciándole la cabeza: “¿Preferirías entonces, queridísimo Apolodoro, verme morir con justicia que injustamente?”.
Sócrates fue un filósofo griego considerado como uno de los más grandes representantes de la filosofía universal. Fue maestro de Platón, quien a su vez tuvo a Aristóteles como discípulo, estos tres filósofos son los representantes más importantes de la filosofía de la Antigua Grecia.
El principal legado de Sócrates es, quizá, su propia muerte. Sócrates se enfrentó a un jurado y después de que él y su acusador hubieran presentado sus disertaciones, el jurado votó a favor de condenarlo. Llevó a cabo su propia ejecución bebiendo la cicuta con la cual lo habían provisto y se convirtió en un mártir intelectual.
La mayéutica es el método aplicado por Sócrates a través del cual el maestro hace que el alumno, por medio de preguntas, descubra conocimientos. Consiste en la creencia de que existe un conocimiento que se acumula en la conciencia por la tradición y la experiencia de generaciones pasadas.
Sócrates mantenía una visión particular en cuanto a la religión, una de las causas por lo que tuvo que defenderse de los cargos de corrupción de los jóvenes atenienses y asebeia (impiedad) en el famoso juicio de Sócrates.
La Ironía Socrática era un método creado por Sócrates para llegar a la búsqueda de la definición universal. La ironía es la primera de las fórmulas utilizadas por Sócrates en su método dialéctico.
«Solo sé que no sé nada» es un conocido dicho que se deriva de lo relatado por el filósofo griego Platón sobre Sócrates. Sin embargo, puede que Sócrates no quisiese decir exactamente lo que dice la frase.
La dialéctica de Sócrates es parte del legado del más grande de los filósofos griegos.
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Buenas noches le escribo desde Venezuela, gracias por su importante información, sobre el filosofo griego Sócrates. Se aprende algo cada día.