La desinformación como estrategia: Gisbert convierte una muerte natural en “víctima oculta” de la riada mientras ataca a las organizaciones humanitarias.

Rubén Gisbert, conocido agitador político y antiguo colaborador del programa Horizonte, ha vuelto a situarse en el centro de la polémica tras difundir un nuevo bulo relacionado con las devastadoras inundaciones provocadas por la DANA en Valencia. En un video publicado en la red social X (antes Twitter) el pasado 18 de noviembre a las 21:00, Gisbert mostró imágenes de dos personas cargando ataúdes en una furgoneta en Catarroja, afirmando sin pruebas que se trataba de cadáveres hallados días después de la riada y supuestamente encubiertos por las autoridades.

“Siguen apareciendo cuerpos en garajes que los vecinos no pudieron limpiar”, afirmó en su post. Sin embargo, la realidad es contundente: la muerte que Gisbert utiliza como excusa nada tiene que ver con la tragedia. Según fuentes del Ayuntamiento de Catarroja, el fallecimiento de esta persona, de avanzada edad, fue causado por un infarto en su domicilio, no por las inundaciones. Este dato, corroborado por testigos, desmonta por completo su narrativa.

Lo que resulta especialmente alarmante es el patrón de desinformación del influencer valenciano, quien ya había afirmado semanas atrás que un aparcamiento del centro comercial Bonaire albergaba 700 cadáveres. Cuando finalmente se inspeccionó el lugar, no se halló ni una sola víctima. Gisbert recurre al dolor colectivo para construir un relato falso, con el único objetivo de amplificar su presencia mediática y monetizar la tragedia.

EL NEGOCIO DEL DOLOR: ENTRE ATAQUES A ONG Y BULOS MASIVOS

El oportunismo de Gisbert no se detiene en la desinformación. Mientras se dedica a alimentar bulos que erosionan la confianza en las instituciones, otros influencers de su entorno, como Ángel Gaitán, intentan proyectarse como salvadores, organizando recaudaciones de fondos para supuestos afectados. Al mismo tiempo, atacan sin fundamento a organizaciones como Cáritas y Cruz Roja, que sí están en primera línea de ayuda humanitaria. Convertir la solidaridad en un arma arrojadiza es una táctica que solo beneficia a quienes quieren lucrarse de la desesperación ajena.

El comportamiento de Gisbert y su entorno no es accidental. Sus vínculos con figuras como Javier Negre y plataformas como Estado de Alarma dejan claro un alineamiento político con la extrema derecha. Estos actores mediáticos utilizan tragedias como la DANA no solo para incrementar su alcance, sino también para sembrar desconfianza en las instituciones y fomentar un discurso polarizador. No sorprende que el propio Gisbert, quien suele definirse como “apolítico”, promueva ahora manifestaciones en Madrid y Valencia en las que mezcla su habitual discurso contra los gobiernos con ataques personales a activistas y periodistas.

Lo más preocupante es cómo la tecnología entra en juego para amplificar estas narrativas falsas. El video difundido por Gisbert muestra indicios claros de haber sido manipulado mediante Inteligencia Artificial, según un análisis realizado por Winston AI, que concluye con un 99% de fiabilidad que el material ha sido alterado. Este caso ejemplifica el poder destructivo de estas herramientas cuando caen en manos de quienes buscan manipular la realidad a su favor.

El dolor de 219 vidas perdidas en la DANA no es una cifra, es una herida. Jugar con esa herida para obtener seguidores y beneficios económicos es una forma de violencia contra quienes ya lo han perdido todo.

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