El rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han protagonizado un breve intercambio de bromas tras la ceremonia de promesa del jefe del Ejecutivo y la fotografía con los poderes del Estado. “Ocho meses para 10 segundos” ha dicho Sánchez, en alusión al largo periodo que ha estado en funciones y a la brevedad de la ceremonia de promesa.

“Ha sido rápido, simple y sin dolor”, ha sido la respuesta del Rey y, tras una breve pausa, ha añadido bromeando, “el dolor vendrá después”. Sánchez también ha reconocido, en el mismo tono distendido, que los políticos le han dado al rey “muchas preocupaciones”.

Sánchez ha prometido su cargo ante el rey por segunda vez, ante un ejemplar de la Constitución y, de nuevo, sin crucifijo ni Biblia.

Así, ha cumplido con la fórmula de prometer por su “conciencia y honor” el compromiso de “cumplir fielmente las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno, con lealtad al rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros”.

Tras la lectura del real decreto de su nombramiento, Sánchez se ha acercado a la mesa donde estaba abierta la Constitución y, tras una inclinación de cabeza ante el jefe de Estado, ha pronunciado la fórmula de promesa posando su mano derecha junto a una Carta Magna abierta por el artículo 99, el relativo al proceso de investidura tras las elecciones.

En el acto han participado también la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, como notaria mayor del Reino; y los representantes del Poder Legislativo y Judicial: las presidentas del Congreso y el Senado, Meritxell Batet y Pilar Llop, respectivamente; el del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes y el del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas. Todos ellos han posado después para los fotógrafos y a continuación se han quedado hablando unos minutos en tono cordial y distendido.

Asimismo, estaban presentes el jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín; el secretario general, Domingo Palomo y el jefe del Cuarto Militar, Juan Ruiz Casas.

Es la segunda vez que Sánchez cumple con este trámite, por el que ya pasó en junio de 2018, tras la moción de censura que le llevó a la Moncloa. El líder socialista se convirtió entonces en el primer presidente del Gobierno de la democracia que prometía su cargo solo ante la Constitución, sin crucifijo ni Biblia.

Con la llegada de Felipe VI a la Jefatura del Estado, la Casa Real cambió el protocolo y permitió que los altos cargos prometiesen ante el Rey sin símbolos religiosos, conforme a la libertad religiosa recogida en la Constitución, pero Sánchez fue el primer presidente del Gobierno que prescindía de ellos.

En aquella ocasión, en la que Sánchez no había superado un proceso de investidura, prometió su cargo ante la Constitución abierta por el artículo 62, el que establece las funciones del Rey, incluida la de nombrar al presidente del Gobierno.

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