Sarkozy está acusado de haber intentado obtener informaciones confidenciales de parte de un alto magistrado en otra investigación abierta en 2014 contra él a cambio de conseguirle un puesto en Mónaco. El caso fue descubierto por los investigadores en las escuchas telefónicas intervenidas entre el ex presidente y su abogado, Thierry Herzog, en el marco de una tercera investigación judicial contra él.
El expresidente negó las acusaciones durante la vista mientras sus abogados trataron de invalidar las escuchas telefónicas, a su juicio protegidas por el derecho a la confidencialidad entre un cliente y su abogado, pero la estrategia no funcionó.
La validez de esas pruebas, que el tribunal tendrá que valorar en su sentencia, parece clave para determinar el sentido de su veredicto, que mantendrá pendiente a la clase política francesa, sobre todo a la derecha, todavía muy atenta a la suerte de su último representante en habitar en el Elíseo.