Save the Children sostiene que la educación también va a necesitar un ‘plan Marshall’ para recuperarse del impacto del coronavirus y que esto solo será posible si los planes de recuperación económica y social a nivel autonómico, estatal y europeo incluyen recursos para la equidad educativa como una prioridad.
Dos días antes de la nueva Conferencia Sectorial de Educación, la organización internacional especializada en infancia ha presentado hoy un informe, Covid-19: cerrar la brecha, donde propone un conjunto de recomendaciones para la vuelta a las aulas basado en la equidad y el bienestar psicosocial del alumnado. La propuesta tiene en cuenta un posible rebrote de la pandemia en otoño o la aparición de nuevas enfermedades asociadas a la degradación medioambiental, algo que requeriría volver a la educación a distancia.
El informe parte de un diagnóstico de los efectos que las medidas tomadas con motivo de la crisis sanitaria han tenido en la educación. La principal conclusión es que el cierre de los colegios, la brecha digital, el confinamiento y la crisis económica han hecho crecer la brecha educativa y perjudicado el bienestar físico y mental de los niños y las niñas.
“La Covid-19 ha profundizado diferencias que ya existían entre el alumnado de distintos orígenes socioeconómicos. Por eso, esta crisis es una oportunidad para reconstruir el sistema educativo en términos de inclusión y equidad; y, ante todo, garantizar que la nueva normalidad educativa no deje a ningún niño o niña atrás”, afirma Andrés Conde, director general de Save the Children. “Ya antes de esta crisis nuestro sistema educativo no era equitativo, no cumplía la máxima de que la educación nos coloca a todos y todas en una situación de igualdad de oportunidades”, añade.
Para reflejar esta inequidad, Save the Children recuerda en el informe que, a igual rendimiento, los niños y niñas con menos recursos repiten cuatro veces más que los de mayor nivel socioeconómico; y que tener una madre sin la ESO aprobada multiplica por diez la probabilidad de abandonar de forma temprana respecto a tener una progenitora universitaria.
Covid-19: cerrar la brecha recoge cómo el cierre de los centros educativos ha supuesto una mayor desvinculación de la escuela, lo que puede favorecer el abandono prematuro entre muchos jóvenes en el corto o medio plazo, siendo España ya el país de la Unión Europea con la tasa más alta de abandono escolar (18%). Además, el confinamiento ha reducido el tiempo de aprendizaje efectivo y tendrá un efecto “olvido veraniego” entre el alumnado más desfavorecido por el desigual acceso a otras actividades educativas y culturales. Tanto es así que para muchos niños y niñas esta crisis puede ser equivalente a un verano de cinco meses.
El informe pone de manifiesto también que el paso improvisado a la educación a distancia ha supuesto que unos estudiantes han seguido aprendiendo y otros no tanto debido a la falta de dispositivos electrónicos, internet o espacios en su casa adecuados para estudiar o porque en su familia no hay quien tenga las competencias ni conocimientos necesarios para apoyarles en el estudio.
La brecha ha crecido también entre centros educativos. Según el informe Pisa 2018, en España los colegios con alumnado desaventajado están peor dotados de personal, material e instalaciones. A esto se añade una mayor concentración de alumnado desfavorecido en los mismos centros. Como resultado, precisamente los centros con niños y niñas de familias más vulnerables son lo que menos recursos están teniendo para garantizar su educación durante la crisis.
La crisis económica también está impactando negativamente en la educación. La inseguridad laboral, el desempleo y el estrés económico que viven las familias afectan al éxito escolar y a la salud mental de niños y niñas. Igualmente, el confinamiento les genera estrés postraumático, confusión, ira y ansiedad. El riesgo de depresión y de fracaso escolar son mayores cuando se dan situaciones de hacinamiento o la vivienda no reúne las condiciones adecuadas -casi un cuarto de niños y niñas en pobreza tienen goteras o carecen de calefacción-.
Un plan para que la crisis no marque la trayectoria educativa y vital del alumnado
“Si se no se toman medidas preventivas, esta brecha creciente de aprendizaje, la desconexión de la escuela y el resto de circunstancias difíciles que están viviendo los niños y niñas pueden traducirse en un aumento de la repetición el próximo curso y marcar la trayectoria educativa y vital de muchos de ellos”, afirma Andrés Conde.
Por este motivo, Save the Children establece en su informe recomendaciones clave y las acompaña de ejemplos de buenas prácticas y políticas públicas llevadas a cabo en otros países con el objetivo de extraer enseñanzas que trasladar al sistema español. Su propuesta gira en torno a estos ocho ejes:
- Educación a distancia o semipresencial inclusiva. Save the Children considera imprescindible que se proporcione tecnología a todo el alumnado y formación pedagógica al profesorado, priorizando con recursos el retorno y la presencia en las aulas de quienes más riesgo de desvinculación tienen.
- Programas educativos de verano. Se precisa una oferta extensa, asequible y de calidad que contribuya a reducir las posibles desigualdades de aprendizaje que se hayan generado durante el cierre de centros escolares y que permita trabajar competencias cognitivas y no cognitivas a través del ocio y la actividad física en espacios abiertos en grupos pequeños (máximo 15) e incluyendo comedor. Esto requiere de financiación estatal a las Comunidades Autónomas.
- Recursos extra a los centros con alumnado desfavorecido para reducir la repetición y la segregación, siguiendo la línea más exitosa de PROA. A juicio de Save the Children, es apropiada la creación de un programa que les dote de recursos tanto humanos (profesorado, trabajadores sociales, psicólogos) como materiales o de instalaciones. Requiere de financiación estatal a las Comunidades Autónomas
- Refuerzo educativo extraescolar. Un elemento clave para recuperar el tiempo lectivo perdido y como alternativa a la repetición, sería el diseño de un programa amplio de refuerzo en grupos pequeños y horario extraescolar para el alumnado desaventajado. Esto requiere de financiación estatal a las Comunidades Autónomas.
- Tutoría, apoyo psicosocial y educación emocional. Entre las medidas a tomar está la de fortalecer con medios la tutoría y los equipos de orientación e incorporar la educación emocional en las escuelas.
- Currículo condensado y competencial, dando autonomía y apoyo al profesorado. La desconexión de muchos estudiantes y la dificultad de una educación a distancia improvisada dejarán contenidos del currículo de este curso sin cubrir. El alumnado se reincorporará el curso siguiente con un desfase. Una opción es priorizar y condensar el currículo de varios cursos desde un enfoque competencial e incorporar contenido esencial no abordado este año escolar.
- Sistema de becas y ayudas reforzado y eficaz. La organización propone, entre otras cuestiones, ajustar temporalmente los requisitos de renta permitiendo acreditar cambios sobrevenidos de circunstancias socioeconómicas familiares. Asimismo, ve necesario asegurar que las ayudas de comedor llegan a todo el alumnado en situación de pobreza, viva donde viva, y la creación de unas “becas salario” pagadas a tiempo para combatir el riesgo de abandono.
- Diseño de planes de contingencia y salud en los centros educativos con orientaciones sanitarias claras para una vuelta segura a las aulas y para afrontar posibles rebrotes.