El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró este lunes, sin citar explícitamente a Rusia, que la ampliación de la Alianza Atlántica “no es una provocación” y tendió la mano a Bosnia y Herzegóvina, Georgia y Ucrania a seguir acercándose a esa estructura militar internacional de 29 países.

“La ampliación de la OTAN no es una provocación” sino “una decisión independiente de naciones soberanas e independientes”, dijo Stoltenberg en una conferencia organizada en Bruselas por el centro de estudios German Marshall Fund con motivo del 70 aniversario de la organización atlantista en 1949.

El máximo responsable de la Alianza Atlántica subrayó que “la puerta de la OTAN está abierta” y se refirió específicamente a Bosnia y Herzegovina, Georgia y Ucrania, países con los que esa organización creada en plena Guerra Fría sigue “trabajando para traerles más cerca”.

“Durante la mayor parte de la historia de Europa, el conflicto fue nuestro constante acompañante. Los últimos 70 años han sido la excepción y no debemos dar por sentada la paz”, añadió el político noruego en una intervención -sin preguntas- en la que repasó brevemente la historia de la familia de la Alianza Atlántica.

Stoltenberg recordó que la nómina de aliados de la OTAN ha crecido de sus 12 miembros iniciales a los 29 de la actualidad, una lista que pronto pasará a 30 con la incorporación de Macedonia del Norte.

En su discurso, se refirió a 1989 como “el año en que Europa se transformó” con la caída del Muro de Berlín, la pérdida de influencia de la Unión Soviética y el acercamiento de países de la órbita comunista a sistemas democráticos de inspiración occidental, de manera que “la cooperación” sustituyó a “la confrontación”.

“La ampliación -de la OTAN- no fue obvia. De hecho, a finales de los años noventa fue bastante controvertida”, añadió el secretario general de la OTAN, quien se explayó también sobre el espinoso asunto de la contribución financiera de los aliados, recurrentemente criticada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Pese a que los miembros de la Alianza aprobaron en 2014 situar la inversión en defensa de cada Estado en el 2 % de su producto interior bruto (PIB) para 2024 y que muy pocos tienen ya los deberes hechos, Stoltenberg prefirió valorar que “más y mas aliados llegan al 2%” de forma que mientras que en 2014 solo tres Estados rebasaban ese nivel, hoy son siete los países que superan esa barrera.

Se trata de Estados Unidos, que en 2018 destinó el 3,39 % de su PIB al presupuesto militar (el equivalente a 605.039 millones de euros) más Reino Unido (2,15 %) Estonia (2,07 %), Grecia (2,22 %), Polonia (2,05 %) Letonia (2,03 %) y Lituania (2 %).

A ellos se suma Rumanía, que con un 1,92 % “estuvo extremadamente cerca” de alcanzar por adelantado ese listón que reclama Washington y, algo más lejos, Francia (1,82 %).

España, por su parte, destina un 0,93 % de su PIB a Defensa, lo que significa que es el segundo país de la OTAN con menor dotación presupuestaria en la partida militar, solo por delante de Luxemburgo (0,54 %), pese a que ha prometido un incremento del 6,12 % en el presente ejercicio tras un avance del 15,37 % el pasado año, descontando en ambos casos el efecto de la inflación.

En términos reales y no en relación al producto interior bruto, los 11.276 millones de euros que invierte España en Defensa le sitúa como el séptimo país de la Alianza Atlántica que más fondos destina a su presupuesto militar, por detrás de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Canadá.

“El mundo a nuestro alrededor ha cambiado radicalmente” y por ello la OTAN se está “adaptando a un mundo más complejo e impredecible”, concluyó Stoltenberg, quien celebrará oficialmente el 70 aniversario de la Alianza en Washington el próximo 4 de abril.

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