El reputado rotativo The New York Times ha publicado un durísimo artículo de mano del periodista David Jiménez. El texto, titulado «Manual de democracia para políticos españoles», explica que nuestro Gobierno ha tenido que tomar «medidas excepcionales» para controlar al virus, pero que se ha realizado un «pobre trabajo» para ganarse la confianza de la ciudadanía.
Jiménez señala en el artículo que el insulto de «dictador» que se usa últimamente con Pedro Sánchez ha «calado» lo suficiente como para que la extrema derecha se aproveche y se manifieste con lemas como «stop dictaduras», la «prensa populista» se aproveche o que los «políticos de la oposición denuncien un complot para implantar un sistema totalitario». Sin embargo, el periodista señala la enorme contradicción, ya que «si estuviéramos en una tiranía, no podrían hacer ninguna de esas cosas».
Defiende Jiménez que las medidas tomadas para controlar la pandemia por Sánchez, «casi siempre tardías y mal ejecutadas», son similares «a las del resto de democracias, desde Australia a Islandia». Sin embargo, según afirma, esto «no excluye un progresivo y preocupante deterioro de la salud democrática de España». Se incluye en el texto al presidente entre los dirigentes que «prometen terminar con el asalto de lo público desde la oposición, para olvidar su compromiso nada más llegar al poder».

Respeto y transparencia
Se hace eco el autor de la imagen dañada de Sánchez y destaca que se marchó, «sin intervenir y antes de que terminara», del debate donde su gobierno pidió un nuevo estado de alarma, una medida de extrema excepcionalidad «que merecía mayor respeto parlamentario».
Sobre la transparencia, también señala que «solo la presión de los medios forzó al presidente a responder a preguntas no filtradas durante las ruedas de prensa en la primera ola», nombrando al comité de expertos que «supuestamente recomendaba las medidas sanitarias resultó no existir», y que los ciudadanos españoles seguimos «hoy datos fiables de contagios o muertos, a menudo por la incapacidad de las regiones para aportarlos».
El Gobierno, agencia de colocación
El artículo se vuelve incluso cuando habla de la organización del Gobierno. «La coalición de izquierdas, con un récord de 22 ministerios, se ha convertido en una agencia de colocación de amigos y fieles de los partidos que la forman, incluidos cientos de asesores de quienes los ciudadanos desconocemos ocupación, méritos e incluso nombres». señala. Sobre esto, afirma el autor que «nunca fue tan importante una fiscalización de cada cargo y la justificación de sus sueldos cuando miles de personas están perdiendo sus trabajos y el desempleo».
Denuncia Jiménez que la intromisión desde el Gobierno en «la justicia, los medios de comunicación públicos o los organismos que velan por intereses nacionales, grave de por sí en tiempos ordinarios, resulta intolerable cuando la paciencia de la ciudadanía está al límite».
The New York Times, Madrid y las dimisiones
Por supuesto, Madrid sale mal parada en el texto, señalando que ya «han dimitido once altos cargos» mientras Isabel Díaz Ayuso «ignoraba las recomendaciones» de los expertos para que «reforzara la atención primaria, organizara equipos de rastreo y diera coherencia y continuidad a medidas que siguen generando confusión».
En su lugar, señala, «Ayuso encargó la construcción de un hospital nuevo en el que se pensó en todo, menos en lo esencial: la contratación de los sanitarios».