Desde enero, el carguero Lilibet, anteriormente conocido como Blume, permanece estacionado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife tras ser interceptado por la policía a 80 millas de la isla por transportar 4.500 kilos de cocaína, aunque oficialmente se declaró que su carga consistía en 200 toneladas de café, según informa El Día.
No obstante, a lo largo de casi un año, el buque ha cambiado de propietario. Un armador de origen griego manifestó su interés por el carguero y se embarcó en la tarea de reactivar su operatividad.
De acuerdo con la mencionada fuente, en agosto, se contrató a la tripulación para iniciar las labores. Sin embargo, el barco continúa anclado en el puerto de Santa Cruz. Desde entonces, varios miembros de la tripulación, incluyendo al capitán, han abandonado el proyecto, aunque aún permanecen marineros a bordo.

Actualmente, tres trabajadores se encuentran en una situación de abandono en el interior del carguero. Dos de ellos tienen nacionalidad griega y uno es egipcio. No están percibiendo sus salarios por parte de la naviera y no se les está proporcionando comida ni bebida.
La situación ha alcanzado un nivel preocupante, tanto que el pasado lunes, 11 de diciembre, una ambulancia tuvo que acudir al puerto para prestar asistencia médica a uno de estos marineros debido a su delicado estado de salud.
La problemática en torno al carguero Lilibet revela un panorama desolador para los trabajadores aún a bordo, quienes se encuentran en condiciones alarmantes, sin recibir los pagos correspondientes y sin acceso a los suministros básicos de alimentación y bebida.
La presencia de una ambulancia atendiendo a uno de los marineros resalta la gravedad de la situación y pone en relieve la necesidad urgente de abordar este problema humanitario en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.