Un mes después de que el ciclón Idai devastara varias zonas de Mozambique, Malaui y Zimbabue, al menos 1,6 millones de menores siguen necesitando ayuda urgente en materia de salud, nutrición, protección, educación, agua y saneamiento. La interrupción prolongada del acceso a servicios esenciales podría conducir a brotes de enfermedades y al aumento de la desnutrición, efectos a los que los niños son especialmente vulnerables.

Las necesidades en Mozambique siguen siendo acuciantes, con un millón de niños que requieren de ayuda, seguidos de más de 443.000 en Malaui y 130.000 de Zimbabue. Mozambique ya ha registrado un aumento de los casos de cólera (4.600) y malaria (7.500) desde el paso del ciclón.

Preocupa de manera especial el acceso a servicios de los más de 130.000 niños que siguen desplazados, la mayoría de los cuales se encuentran en Mozambique y Malaui. Solo en Mozambique, la tormenta destruyó más de 200.000 hogares.

© UNICEF/UN0297925/Oatway

«Los niños que viven en refugios repletos de gente o lejos de sus hogares corren el riesgo de sufrir enfermedades, explotación y abuso», dijo Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF, tras su visita a Beira (Mozambique) inmediatamente después del paso del ciclón. “El camino hacia la recuperación será largo. Es imprescindible que los aliados humanitarios estén presentes en cada paso del camino. Necesitamos ayudar a los niños y sus familias a sobrevivir y a recuperarse”.

Se han registrado casi 5.000 casos de cólera.

En los tres países, el agua de las inundaciones ha ido desapareciendo y algunas de las familias afectadas han comenzado a regresar a sus hogares. Sin embargo, miles permanecen en campamentos de evacuación porque sus casas resultaron dañadas o están destruidas. La seguridad alimentaria también es un problema importante porque las tormentas arrasaron los cultivos semanas antes de la cosecha.

DEJA UNA RESPUESTA