Helmut Kentler, sexólogo y científico sexual en la Universidad de Hannover (Alemania) realizó un experimento en Berlín en la década de los 70 en el que entregaba a niños y adolescentes sin hogar para que fuesen adoptados por pedófilos.
Kentler consideraba que el contacto sexual entre adultos y niños era inofensivo, además de un acto legítimo y positivo para el desarrollo de los adolescentes.
Helmut Kentler comenzó su experimento en 1969 y esa práctica fue «aceptada, apoyada y defendida» por políticos y académicos a lo largo de los años 70, 80 y 90 del siglo pasado y encubierta por el Senado de Berlín Occidental y por las autoridades de educación. Los pedófilos podían cobrar un subsidio estatal por hacerse cargo de los niños.
El sexólogo hizo varias publicaciones durante la década de 1980 en las que describió su proyecto como un éxito. Según él, niños analfabetos que sufrían problemas mentales secundarios, lograron convertirse en personas independientes, que llevaron «una vida decente y discreta», «sin ni tan solo llegar a ser homosexuales». Sin embargo, para Kentler estaba muy claro que los menores debían de someterse a relaciones más allá de las paternales con sus cuidadores.

Hace varios años dos chicos que fueron víctimas de esta aberración contaron su historia y presentaron una denuncia al Estado por el trauma que vivieron, pero el Senado de Berlín hasta ahora les ha negado el juicio argumentando que los delitos habían prescrito, por lo que no podrán ser indemnizados.
Según sostiene una de las víctimas, su padre adoptivo, Fritz H.A lo violó a él y a uno de sus hermanos adoptivos desde la primera infancia hasta alcanzar casi los 14 años, a pesar de que Kentler señaló que los menores pasaron en adopción a la edad adolescente.
Nueve niños adoptivos fueron víctimas de la agresión sexual de Fritz H. e incluso un niño discapacitado murió estando bajo su custodia, recuerda también una de las víctimas. Además, menciona que cuando tenía 5 años, el agresor se lo llevó de la oficina de bienestar juvenil contra su voluntad a su apartamento.
Los investigadores de la Universidad de Hildesheim tras revisar archivos y realizar entrevistas comprobaron que el sexólogo siguió manteniendo contacto con las víctimas y con los padres adoptivos y además pudieron observar el apoyo recibido por las instituciones públicas y servicios sociales que permitieron a los pedófilos «cazar» con impunidad en toda Alemania.
«En Alemania, el cuidado de crianza es responsabilidad de las oficinas de bienestar juvenil y las oficinas estatales de bienestar juvenil. Esto significa que los niños y adolescentes que viven en familias de acogida siempre crecen bajo responsabilidad pública. En consecuencia, los hogares de acogida que examinamos no serían posibles sin la participación del Senado de Berlín y las oficinas de bienestar juvenil», afirmaron los investigadores a RT.
Además se han encontrado que varios de los pedófilos eran académicos de alto perfil, los cuales formaban parte de una red que incluía a miembros de alto rango del Instituto Max Planck, de la Universidad Libre de Berlín, y de la famosa Escuela Odenwald en Hesse.
Olaf Stuben, uno de los pedófilos más conocidos y activos de la época, publicó en 1979 un artículo en el periódico Tageszeitung titulado ‘I love boys’ (‘Amo a los niños’) en el que solicitaba una «revolución sexual» y se mostraba a favor de la legalización de las relaciones sexuales con niños, calificando la pedofilia de «un crimen sin víctima».
Un primer informe sobre el «Experimento Kentler» fue publicado en 2016 por la Universidad de Gotinga. A posteriori, los investigadores declararon que el Senado de Berlín parecía no tener interés en descubrir la verdad sobre este asunto en el cual colaboraron.