La suspensión de un conductor de metro en Londres por liderar un canto en apoyo a Palestina es un reflejo de la creciente represión contra aquellos que se atreven a alzar la voz en solidaridad con el pueblo palestino. En un mundo donde la libertad de expresión es un derecho fundamental, es alarmante que se castigue a alguien por expresar su apoyo a una causa justa.
La participación de 300,000 mil manifestantes (100,000 manifestantes según la Policía) en una demostración pro-palestina en Londres demuestra que hay una creciente solidaridad con Palestina, y es esencial que se permita a las personas expresar su apoyo sin temor a represalias. La suspensión del conductor son una reacción desproporcionada y reflejan una preocupante tendencia hacia la censura y la represión.