¿Por qué alguien financiaría a quienes dice combatir? La respuesta es simple: para lograr perpetuar un estado de conflicto eterno. Y es que Netanyahu ha trabajado durante años para fortalecer a Hamás, incentivando la transferencia de millones de dólares cataríes a Gaza para debilitar a la Autoridad Palestina y evitando de esta manera la solución de los dos estados. Así lo confirma el historiador y activista por los derechos humanos israelí Adam Raz en una entrevista en la revista ‘+972’ recogida por Contexto.
Catar empezó a transferir dinero a Hamás en 2012, aunque aquello era por conductos bancarios, y eran cantidades muy pequeñas. Todo cambió en 2018: Netanyahu convenció a su Consejo de Ministros de que aprobara transferencias mayores y cambió el mecanismo de transferencia a dinero en metálico. Después de eso, un coche que transportaba maletines llenos con casi 30 millones de dólares en efectivo pasaría por el cruce de Rafah todos los meses desde el verano de 2018 hasta octubre de 2023.
Así alimentaron una maquinaria de guerra que Netanyahu utilizó para justificar la represión y el control que acabó con el ataque del 7 de octubre, que aunque devastador, encajó perfectamente en la narrativa del primer ministro: fortalecer el miedo interno, desmantelar cualquier oposición política en Israel y eliminar toda posibilidad de un proceso de paz real.
Netanyahu no buscó nunca acabar con Hamás; buscó prolongar el genocidio y consolidar el autoengaño en la sociedad israelí y, por extensión, del mundo. La pregunta es: ¿hasta cuándo el mundo seguirá permitiendo esta tragedia orquestada.