Vox, desde sus inicios, ha vivido de la mentira y la criminalización del menor. Ahora que no hay elecciones a la vista ni motivos por los que querer ser portada en medios que ayudan a continuar con sus bulos y difamaciones parece que, de momento, les han dejado un poco más tranquilos. Los mal llamados «MENAS» para trabajar en la deshumanización a través del discurso, han pasado meses acosados por un partido que fija la diana en la espalda de un grupo extremadamente vulnerable. Niños que han sido objeto de acoso continuo por una organización que ha movido masas y cuyos votantes han llegado a legitimar la violencia contra quienes tan sólo buscan un futuro.
La criminalización del menor
Todo un discurso de odio articulado con el objetivo de querer crear una realidad completamente paralela a la demostrada con datos y argumentos y así justificar su existencia y la de medidas que van contra los derechos de las personas migrantes. Un racismo y una xenofobia que tienen como propósito instaurar un miedo irreal para, entonces, valorar sus políticas y medidas como algo adecuado al marco creado en el que se desarrolla. Una estrategia similar a la de las compañías de alarmas que primero asustan, luego venden y al final se ríen de forma descarada mientras se llenan los bolsillos de quienes temen de una figura creada artificialmente basada en la crueldad que el capitalismo instaura.
Más allá de la invención de falsas historias, relatos, denuncias y reproducción de tópicos que de forma continua se han ido repitiendo entre sus votantes, la criminalización sufrida por los menores que en su día tuvieron que aguantar a energúmenos yendo a sus casas porque Vox les había señalado, ha sido uno de los muchos y vergonzosos episodios de odio que España ha vivido por, precisamente, la inacción de un gobierno que ha permitido toda una violencia discursiva transformada en palizas y «cazas de migrantes» en las calles por los grupos más radicales que se ven legitimados por toda una estructura política organizada en la creación de miedos y escenarios inexistentes pero necesarios para la continuidad del partido. No obstante, contra todo ello, la organización social de numerosos colectivos, asociaciones y organizaciones varias que luchan de forma desinteresada por los derechos de los niños llegados a nuestras fronteras, ha puesto la dignidad necesaria que el gobierno y su permisividad nunca han llegado a tener.
Desmontar al partido y a sus impulsos
Ahora, con declaraciones, provocaciones y demás estrategia política mediática —que para decenas de niños suponen consecuencias gravísimas— formando, de momento, parte del presente y con un regreso inminente con mucha más fuerza, qué menos que pararnos a pensar en el impulso que le da al partido y el tirón de votos que supone situar a los niños y jóvenes que migran de forma forzosa como el supuesto peligro de una democracia contra la que continuamente atentan con sus ideales. Unos niños que se ven obligados a irse de sus países por las consecuencias que en la mayoría de casos tiene la colonización y sus efectos, ligados directamente a los ideales de toda una derecha reaccionaria y colonizadora en la que también asimila parte de la autodenominada izquierda.
Cuando se conocía que el índice de criminalidad bajaba a pesar de una llamada continua por parte de Vox a la necesidad de echar a los migrantes que según ellos roban, violan o matan, se demostraba que el discurso sobre el que se fundamenta se queda completamente desmontado. Toda una estrategia que recuerda, inevitablemente, a el PP y ETA una vez desaparece y no supone un riesgo para la democracia ni para la población española: un aumento de denuncias por terrorismo, discursos que reviven todo el dolor de una sociedad que todavía no ha acabado de sanar y un constante miedo a un terrorismo ya inexistente pero que en su día acabó con la vida de cientos de personas. Al igual que desvelaba Margallo de una dirigente del PP y admitía que «desde que no nos matan no tenemos proyecto», algo similar está haciendo Vox con los bajos índices de criminalidad a los que vincula, de forma malintencionada y completamente irreal, con la migración.
Al final, cuando decidimos ir más allá del discurso que burdamente criminaliza a cientos de niños que han dejado atrás a sus familias, que en numerosas ocasiones sienten miedo, soledad e incertidumbre como cualquiera de nuestros hijos podría sentir, vemos la realidad que se trata de ocultar: menores que tienen sueños e ilusiones de poder tener una vida algún día que vaya más allá de la miseria y pobreza a la que se les somete.
“La Patria es como una madre para nosotros, porque nos da cuanto tiene, por nosotros vela durante nuestra vida y, finalmente, nos recibe a la muerte en su regazo”.
Arriba los calzones y culottes del pueblo Español!!!