Victoria Federica ha sido señalada por los supuestos negocios opacos del rey emérito, Don Juan Carlos. Su yegua, de nombre Divelunga, está siendo investigada por haber sido comprada, presuntamente, con dinero negro.
El precio de esta yegua fue de 10.000 y la compra se produjo en el año 2015, un año después de la abdicación del rey: “El dinero podría haber salido de paraísos fiscales, a través de un empresario mexicano, amigo de Juan Carlos”, tal y como publica ‘El Confidencial’.
No se descarta que Victoria Federica tenga que declarar como presunta beneficiaria de este dinero opaco mientras que Juan Carlos se enfrenta a una acusación de blanqueo de capitales y otro delito fiscal contra la Hacienda Pública, pues este pago no ha sido tributado.
La prensa del corazón ya hablaba de esta yegua en 2016, cuando la hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar debutó como amazona a lomos de Dibelunga. Lo hacían sin saber que el animal y los gastos relacionados con su mantenimiento habrían sido sufragados durante años por el industrial mexicano Allen Sanginés-Krause.
La yegua fue adquirida en 2015 a la cuadra española Maihorses, especializada en el comercio de caballos. El animal estuvo a la venta en su página web por un precio superior a los 10.000 euros. El anuncio destacaba su capacidad para ser utilizada para el aprendizaje en saltos. «Experiencia con niños y un carácter increíble», rezaba el mensaje. Además de por Victoria Federica, la yegua también habría sido montada por la infanta Elena.
Zarzuela aseguró que Dibelunga había sido adquirida por la infanta Elena pero se negó a dar detalles. La yegua probaría que los fondos de Sanginés-Krause también fueron disfrutados por otros miembros de la familia del rey. Ni los pagos ni el disfrute de los propios fondos transferidos por el empresario mexicano fueron declarados a la Agencia Tributaria por el monarca ni el resto de los supuestos beneficiarios del dinero
Juan Carlos I y su entorno utilizaron, supuestamente, un testaferro para tratar de ocultar la recepción del dinero de Sanginés-Krause. Se trataría de un coronel del Ejército del Aire y trabaja en Zarzuela como ayudante de campo. Las alarmas saltaron al comprobar que este funcionario estaba efectuando desembolsos como los de la yegua que no se correspondían con su teórico poder adquisitivo.
Sin embargo, los principales periódicos de España han decidido no llevar en sus portadas el último escándalo salpica de lleno a la familia real española. No debería sorprendernos, pues sus portadas ignoraron que Juan Carlos I habría recibido en 2012 una donación de 100 millones de dólares por parte del entorno del entonces rey de Arabia Saudí, Abdullah bin Adbul Aziz Al Saud, en una cuenta del banco suizo Mirabaud en Ginebra.
El Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac) descubrió una fortuna oculta del Juan Carlos I radicada en la isla de Jersey. Presumiblemente, de ahí salió el dinero para la compra de la yegua. Este organismo ha remitido en los últimos días una alerta a la Fiscalía Anticorrupción por existencia de un trust en el que figura el emérito como beneficiario y que se nutre de fondos de otro vehículo financiero similar en las Islas del Canal constituido en la década de los 90.
Esta tercera línea de investigación se une a las otras dos ya abiertas al rey emérito, la primera por posibles comisiones procedentes del AVE a la Meca y que previsiblemente será archivada con respecto al padre de Felipe VI por no encontrarse indicios que se puedan perseguir respecto de este aforado.
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